La Copa a un partido es imbatible

El partido de Elche valió poco, la prórroga fue un trueno. El Madrid se salvó de la eliminación por una reacción de coraje tras verse por detrás en el marcador y con Marcelo expulsado a un cuarto de hora de que terminara todo. La remontada la materializaron tres que no estuvieron en la alineación inicial, Ceballos, Isco y Hazard, el carrito del pescado al rescate. Todo pasó en una prórroga vibrante, de fútbol bronco y copero, como decían los clásicos, y con todos enfadados con el árbitro. El Madrid, por la expulsión de Marcelo, objetable. El Elche, por la anulación de un 2-2 final que fue al limbo. Y todos por el reparto de tarjetas.

Pero cambiando de canal nos esperaba un partido inolvidable, uno de esos que se dan rara vez, con el fútbol desplegando todas sus virtudes. Fútbol bravo, del norte, con lluvia, calidad y entrega máxima de todos. El ritmo achicharrante del Athletic, que esta vez elevó a titular al pequeño Williams, llevó al Barça a una prueba feroz. Imposible dormir la pelota en ese mar encrespado. Dos veces igualó el marcador, la segunda en el descuento, pero el de la prórroga, un penalti de sexador de pollos, ya no lo pudo igualar. Pasó el Athletic con plena justicia, hizo más. El Barça es un convaleciente, con jugadores saliendo de lesiones o cayendo en ellas.

Noche de felicidad en San Mamés, donde Muniain hizo el mejor partido de su vida, un partido al alcance de muy pocos. Este jugador ha alcanzado una madurez espléndida. Marcó un gol soberbio, colocó sus calculadísimos centros al área a balón parado, mandó en su zona y gobernó la prórroga con su manejo del balón para enfriar el partido cuando ya nadie se tenía en pie. En el Barça volvimos a ver a un gran Pedri, asistimos con pena a una nueva lesión de Ansu Fati y nos quedamos pensando si el club está en condiciones de automutilarse renunciando a Dembelé, que es un tiro al aire, pero tiro al fin y al cabo. En fin, que viva la Copa a un solo partido.