Velocidad de crucero

Conseguido el primer título de la temporada con una superioridad indiscutible, más allá del comprensible discurso ilusionante en el vestuario del Barça, el Madrid afronta la segunda parte de la temporada con un reconocimiento unánime del gran nivel alcanzado por los de Ancelotti. Con apenas modificaciones en la plantilla y sin el gran refuerzo esperado, el técnico italiano ha conseguido dotar al equipo de una regularidad impresionante, asentando todas las líneas y creando un espíritu coral que hace tiempo no se veía.

La seguridad parte indudablemente de atrás, donde la pareja de centrales tiene un nivel físico impresionante, mejor sin duda que los últimos años de Ramos y Varane. El despliegue de Alaba y Militao, al que se han unido un gran estado de forma de Mendy y el infinito Courtois, ha hecho de la defensa blanca una roca, imposible de sorprender a la contra e inexpugnable a balón parado.

La irrupción de Vinicius en la delantera es la más decisiva de un joven desde hace mucho tiempo. Lo dicen no solo las cifras, sino también el respeto que infunde en las defensas rivales. Estas dos mejoras han servido también para hacerle más cómoda la vida a los centrocampistas, que tienen que correr menos hacia atrás y que pueden lanzar desde cualquier sitio una contra mortífera.

El equipo está más construido y domina más registros de juego que las últimas temporadas. Vamos a ver si la preparación física de Pintus aguanta en el momento decisivo del año. Si es así, la velocidad de crucero de este equipo le convierte en candidato a todo.