Adiós con honores al Presidente de Honor

La mañana empezó fría y triste. Se nos fue La Galerna del Cantábrico, el hombre que volaba por la banda del Bernabéu como si corriese con un turbo incorporado en sus botas, el único futbolista de la Tierra que puede presumir de haber ganado seis Copas de Europa. Sí, se ha ido para siempre nuestro Paco Gento, el entrañable Presidente de Honor del Real Madrid. Fue un jugador que creció desde su humildad, alimentada en su pueblo cántabro, Guarnizo, donde le enseñaron a ser prudente y saber escuchar para crecer y mejorar. Mi padre, que fue testigo en los años 50 de las famosas cinco Copas de Europa, me cuenta a menudo que el primer año de Gento en el Madrid fue complicado. Aterrizó en 1953, como Di Stéfano, pero a diferencia del astro argentino a Paco se le iban las jugadas por su excesiva velocidad y su incontrolado ímpetu. Necesitaba, como los buenos toreros, aprender a parar y templar, aunque fuese en plena carrera supersónica. Di Stéfano y Rial consiguieron convencer a Bernabéu y Gento se quedó para siempre. Estar casi dos décadas en el Madrid y ganar 12 Ligas y 6 Copas de Europa es un hito inalcanzable ahora para cualquier jugador que luzca esta sagrada camiseta.

Pero Gento nunca se dio importancia. ÉL SIEMPRE APOSTÓ POR EL PERFIL BAJO, POR NO HACER RUIDO. Le gustaba estar con su gente, pasar inadvertido y disfrutar en su casita, cerca del Bernabéu, de los partidos de su Madrid. Si tenía que ir al Palco iba con la disciplina del buen profesional, pero Gento nunca fue de alardes públicos ni de buscar notoriedad. Al contrario. En las pocas peñas que le convencían para ir, cuando era un homenaje a su figura y era lógica su presencia, intentaba ser discreto en el discurso. Pero llegaba a la gente, porque era un paisano, un hombre normal que no hablaba con el currículo en la boca por deslumbrante que fuera. Una vez me contó, en la peña de Cala Ratjada, que en un Trofeo Mohamed V en Marruecos ganaron al Boca Juniors en una curiosa tanda de penaltis que solo tenía tres lanzamientos. "Los tenía que tirar el mismo jugador y yo metí los tres, chaval". Y se puso a reírse con la ingenuidad de un niño, como si le pareciese un milagro que consiguiese ese pleno. Así era Paco Gento, un madridista eterno que siempre estará en el corazón blanco de todos aquellos que entienden perfectamente por qué este club fue declarado por la FIFA como el Mejor del Siglo XX. Gento, entre otros, tuvo mucha 'culpa' de eso. Descansa en paz, maestro.