Robert Lewandowski tuvo que esperar 49 días para pasar de la frustración al éxtasis. No le sentó muy bien al ariete polaco en las filas del Bayern de Múnich que France Football entregara el Balón de Oro a Leo Messi, sobre todo teniendo en cuenta el temporadón que firmó Lewy a lo largo de la 20/21. Con el Bayern solo pudo alzarse con la ensaladera, la novena para el delantero, pero a nivel individual no dejó ninguna duda acerca de quién fue el mejor. Anotó 41 goles en la Bundesliga, batiendo, de esta manera, el récord que estableció el Torpedo Müller en la 71/72 (40 dianas). Fue el futbolista de las cinco grandes ligas europeas que más goles anotó en partidos oficiales (58). Y, también, se alzó con la Bota de Oro al máximo anotador de las ligas del continente. Poco más se le puede pedir al The Best.

Eso sí, en las oficinas del Allianz Arena son muy conscientes de lo que se le viene encima. El contrato del hombre-gol muniqués expira en 2023, por lo que la cúpula bávara tiene que solucionar su futuro cuanto antes si no quiere volver a vivir un caso Alaba, que terminó marchándose gratis al Real Madrid el verano pasado. La normativa del club suele ser clara en este tipo de casos: tal y como ocurrió en un pasado con jugadores de la talla de Robben o Ribéry, no suele ofrecer contratos de más de un año a futbolistas que han pasado los 30 años.

Lewy tiene 33 y, probablemente, la misma cantidad de novias que se chuparían los dedos si pudieran ficharle gratis. Está claro que, si decide quedarse para colgar las botas en Múnich, será firmando el último gran contrato de su carrera. Todo depende de un Bayern que debería saber que el físico de Lewy, muy a diferencia al de Robben o Ribéry, le quedan muchos años en esto del fútbol. Y muchos goles más por marcar.