Laporta y su sospecha fatal con Haaland

Creciendo. Después de anunciar en su discurso de Año Nuevo el "fin de la degradación" del Barça, a Laporta se le vio feliz en Arabia. "Ahora sólo nos falta ganar", les dijo en el vestuario a los jugadores en un discurso que ha animado las tertulias de la semana por su inusual tono triunfalista después de una derrota, pero que en ningún caso fue artificial. Si a Laporta no le gusta algo, se le nota a leguas. La temporada pasada, un entrenador de una sección profesional se le acercó a saludarle después de perder un partido muy importante, en una competición muy importante. El presidente ni le extendió su mano. Así que si Laporta bajó al vestuario en Riad a decirle a los jugadores que estaba orgulloso de ellos y que este es el camino, es que algo le complace. Ver a purasangres como Araújo o Gavi y a artistas con estrella como Nico, Pedri y Ansu debe animar a cualquiera ahora que el Barça, con mil obstáculos, intenta reconstruirse.

Ilusiones. Laporta está obsesionado como rematar la obra este verano con el fichaje de Haaland. Para un optimista convencido como él, el Barça es capaz de aspirar al noruego incluso en estos días en que tiene que tiene que manejarse con el Uno-Cuatro de LaLiga, ese diabólico juego de mesa salarial en el que a Mateu Alemany le salta la luz roja cada vez que acomete algún fichaje. Pero Laporta anda preocupado últimamente. Tiene la sospecha de que Florentino le ha tomado la delantera con el gigante del Dortmund, y eso le inquieta. Buen conocedor del fútbol entre bambalinas, y amigo de Raiola, Laporta quiere jugar con los plazos de las comisiones del fichaje, intentar alargarlas en el tiempo. Esa es su estrategia. Pero ahí sabe que pierde con Florentino, que puede ofrecer más a todos a corto plazo. El Madrid está con más músculo. Así que ahora le da vueltas a la cabeza para ver qué puede improvisar para no perder esta carrera. Es una temporada fundamental para el Barça, que tiene que firmar el patrocinador principal de la camiseta y arrancar el Espai Barça cuando se confirme una concesión del crédito que abrirá la puerta a los naming rights. El Barça con Haaland valdría mucho más, pero Laporta tiene difícil la batalla.

Volviendo. Mientras tanto, el Barça verá esta tarde desde casa la final de la Supercopa. Los más románticos aseguran que ya están disfrutando el viaje de regreso de este Barça, aún en la edad de la inocencia. Pero en el fútbol no se vuelve hasta que no se gana. Si no, que le pregunten a Xavi qué prefiere en San Mamés.