España está 'happy'

Misión cumplida.- La tarde se puso bonita cuando empezaron a llegarnos noticias desde Tiflis. Georgia, un coqueto país que apenas alcanza la mitad de la población de Madrid, tumbó a la Suecia de Ibrahimovic con un partidazo imperial. Se agradece la asistencia inesperada, como nos pasaba en las votaciones del Festival de Eurovisión cuando de pronto Malta o Chipre nos daban el puntaje máximo (12). Eso nos dio un impulso emocional evidente, dado que sabíamos que ganando a los griegos recuperábamos la mano de la partida y nos situaba por delante de los nórdicos. De hecho, la final de Sevilla del domingo en La Cartuja asoma menos dramática de lo que imaginábamos. Un empatito ante la ‘Doble I’ (Ibra e Isak) será suficiente para coger vuelo directo para Qatar 2022, evitando las molestas escalas en los aeropuertos de la peligrosa repesca. Sacamos los tres puntos, que era de lo que se trataba, ante estos griegos que hacen un fútbol paquidérmico. Pero así ganaron una Eurocopa en 2004 (Cristiano aún lo recuerda entre sus traumas juveniles), así nos derrotaron en La Romareda de Zaragoza en 2003 y así nos empataron hace unos meses en Granada, en la noche en la que empezó el calvario de Sergio Ramos. Los griegos son rudimentarios, pero a la contra muerden. Valoremos el triunfo.

RdT tenía razón.- Cuando el gran Raúl de Tomás confesaba en la portada del AS del miércoles que esta selección “tiene ADN madridista”, decía una verdad como un templo. Cierto que en nómina solo está ahora presente Dani Carvajal, pero por ejemplo el tridente de Atenas se forjó por completo en La Fábrica de Valdebebas: RdT, Morata y Pablo Sarabia. Y no me olvido de que en el banquillo estaban Brahim Díaz, cedido ahora al Milan, y Rodrigo Moreno y Diego Llorente, ambos ahora en el Leeds. Más de media docena de futbolistas que saben lo que es crecer con la exigencia de ganar casi de forma fanática desde que están en las categorías inferiores. Por eso, la trascendencia de la cita en Atenas no les iba a asustar. Y encima en este equipo hay gente joven como Unai Simón o Gavi, que tampoco se arrugan ante nada ni ante nadie.

Poco infierno griego.- Me río yo del infierno griego. Eso es una leyenda urbana que caducó hace muchos años. El estadio Olímpico de Atenas mostraba unas esplendorosas butacas blancas y vacías como un vaso de cerveza en verano. Eso sí, entre los 7.000 fieles que acudieron a la cita se dejaron escuchar los 300 españoles, y siendo en la tierra que es podemos decir que parecían espartanos gritando el “Auuuuuu”, sobre todo con gente con toda la barba como Unai, Carvajal, Iñigo Martínez, Gayà o Koke. Todos hubieran estado sin problemas a las órdenes de Leónidas en las Termópilas. Pero no hizo falta. España se puso por delante con un penalti muy bien tirado por Sarabia y a partir de ahí solo hubo que tirar de oficio y veteranía. No hubo que lamentar ninguna ‘desgrecia’ y Unai solo tuvo que hace una salida a lo Beckenbauer para evitar una contra que parecía peligrosa.

Todos a La Cartuja.- Luis Enrique dijo en la víspera que se sentía happy, y bien que nos alegramos todos. La cara del seleccionador nacional es el espejo del alma de La Roja. El buen papel en la Eurocopa y el estupendo desempeño en la Nations League han variado el humor de los españoles con el asturiano. Por eso, si él está happy, todos nos ponemos happys. Al final y al cabo, una selección happy siempre podrá llegar más lejos...