Bale se parte la caja del Madrid

Una vez más, y van unas cuantas, es asomar el parón de selecciones y Bale se pasa por el forro de sus vergüenzas el escudo del club que le hace multimillonario sin recibir casi nada a cambio. Abandonar los entrenamientos de Valdebebas con cara de ajo podrido y posar con sonrisa reluciente cada vez que se reúne con sus colegas galeses se ha hecho una tradición como trinchar el pavo en Navidad. Y lo peor es que tanto la gente que manda en el Madrid como los aficionados blancos dan la sensación de que se han acostumbrado a los constantes feos de Gareth y los aceptan con resignación y sin rechistar.

Bale es el jugador que más cobra de la plantilla y, aunque algunos se empeñen en recordar que está en fotos importantes para la historia del club, lo cierto es que su comportamiento es impropio de un profesional y un mal ejemplo para sus compañeros. Ancelotti, que se las sabe todas, no quiere echar públicamente más leña al fuego y le intenta proteger, pero su pupilo le responde con indiferencia y sin variar ni un ápice su actitud de rico acomodado e intocable. Es incomprensible que ninguna figura con autoridad dentro del club le haya afeado su conducta y se le permita un comportamiento de futbolista retirado con sueldo de megacrack.

Lo único positivo de esta historia es que el 30 de junio habrá llegado a su fin y el Madrid se quitará de encima una ficha escandalosa, que podrá utilizar de manera más provechosa. Cuando Bale esté retirado disfrutando del sol y del golf imagino que tendrá un momento de lucidez para echar la vista atrás y darse cuenta de que ha desaprovechado los últimos años de una carrera en la que, pudiendo haberse convertido en un jugador de época, se ha quedado en la foto de una chilena en Kiev y la sensación de que ha preferido una jubilación dorada y cómoda a la gloria de verse entre los más grandes de su generación. Mucha cara y poco curro.