Miro con frialdad este Clásico. Bueno, la verdad es que no hay otra manera de mirar el partido de esta tarde. Porque aparece seguramente como uno de los más fríos de la historia moderna del fútbol español. Nada ni nadie entre los protagonistas ha querido calentar el encuentro estrella. Incluso, el más azotador del bando culé (Piqué) ha lanzado elogios hacia Benzema y Vinicius. Decía que, mirando con frialdad este Clásico, el Madrid tiene que ganar en el Camp Nou. Lo tiene todo a favor: un inmenso entrenador en el banquillo, un nueve en estado de gracia, un portero casi infranqueable, una dinámica buenísima después de la manita del martes en Champions y una situación económica global en el club que permite mucho optimismo de cara al futuro.

La diferencia entre ambos equipos es tan fuerte que incita a apostar por una victoria contundente y fácil del Madrid. Sin embargo, hay que esperar que el Barça sea un rival duro y bello. Incluso, los madridistas deberían desearlo. Porque la liga española está en un momento de bajón futbolístico, financiero y mediático. Necesita, todos necesitamos, que haya un gran y vibrante partido esta tarde para que el mundo vuelva a admirar LaLiga. El Clásico es el reclamo, el producto que incita a vender a los demás los productos del supermercado del fútbol español.