¿Qué es un Clásico?

Lamas, un vecino de mi pueblo, invocó lumbago para no asistir al funeral de su padre y marcharse en secreto a ver un Madrid-Barça. Su explicación, al destaparse su presencia en el Bernabéu, fue que su progenitor hubiese hecho lo mismo si el muerto fuese él. En su día me pareció una inferencia demoledora, parecida en fuerza a la de Kipling cuando, para defender el tabaco, argumentó que una persona es solamente una persona, pero "un cigarro es fumar". La muerte sólo es la muerte, es decir, la nada, razonaba, pero el fútbol es el fútbol.

Con el tiempo Lamas deploró su espantada. En aquel momento, sin embargo, había que verse con una entrada para el Clásico en la mano, quemándote. Hay que tener nervios muy templados para deshacerse de una piedra preciosa, sólo porque un pariente cercano fallece. No me gusta no exagerar, pero casi es un pecado. Además, su padre ya estaba muerto, y la resurrección no está aún suficientemente demostrada.

Bufandas de un Clásico.

Un Madrid-Barça te empuja al límite. Arde algo en él que apasiona oscuramente, como la ruleta rusa. No importa que no te guste el fútbol. Quién ha dicho que un Madrid-Barça sea fútbol. Cuando mi vecino alegaba que el fútbol era fútbol, y que a su lado un entierro sólo era un agujero en la tierra, quería expresar que el fútbol a veces es algo más que fútbol, y de ahí el precipitado alivio de su lumbago a medida que se acercaba al Bernabéu. Si el fútbol sólo fuese eso, fútbol, y no algo completamente distinto, efervescente, novelesco, apegado a las alegrías y los fracasos diarios que te sirven de lección, a estas alturas ya sería sólo un placer liviano, no muy distinto de la menta poleo.

Si no implicase toda una cosmogonía, capaz de remitir al amor, la historia, la música o las matemáticas, estaría bien definido por sus detractores: veintidós bárbaros dando patadas a un balón. Hay gente así, que asegura que nada tienen que ver con la vida de las personas. "Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida –decía Eduardo Sacheri–, pero de algo estoy seguro: no sabe nada de fútbol".