La niña que vio a Ronaldo en Compostela

Una niña de 9 años estaba en la grada cuando un búfalo ató el balón a su pie y voló hasta la portería compostelana sin que las camisetas albicelestes pudieran hacer nada para pararlo. Aquello le impresionó tanto que se prometió emular al ídolo y convertirse en futbolista profesional. La pequeña Vero lo consiguió y hoy el estadio que se recordará para siempre por ser el escenario hace justo 25 años de la obra maestra de Ronaldo lleva su nombre: Vero Boquete.

Esta bonita historia de ídolos y admiradores me la contó la propia futbolista del Milan en 'El Podcast de Líbero' y el propio Ronaldo me contó a su vez la suya propia unos años antes en la misma ciudad donde juega ahora Boquete. "Yo no he sido y no seré nunca el único. Esta historia mía con el fútbol comenzó porque yo he admirado a muchos jugadores como Zico. Yo he hecho mi parte", me dijo el Fenómeno cuando le pregunté si le entristecía que los niños pensaran que Ronaldo es portugués y lleva el 7.

Los ídolos son parte del motor de este espectáculo que tanto nos gusta, del que tanto hablamos. Y mi sensación es que se van agotando en favor de un perfeccionamiento técnico y táctico. Los nuevos talentos juegan mejor, son más completos, eficaces y regulares pero lejos en imaginación y atrevimiento de los ídolos de los 90, 80… Cierto que Mbappé y Haaland llevan el testigo de Cristiano y Messi pero creo que en los 90 había más donde elegir. Quizá solo soy un viejuno añorando mi adolescencia pero la quiniela del Balón de oro con dos treintañeros como Benzema y Lewandowski me parece una prueba de que los diferentes escasean entre los veinteañeros.

Miro la lista de este premio entre 1996 y 2000 y aparecen Ronaldo, Zidane, Rivaldo, Suker, Figo, Bastituta, Bergkamp, Del Piero, Raúl, Laudrup, Roberto Carlos… Supongo que soy el Woody Allen de Midnight in Paris y si viajara a los 90 diría que ya no hay jugadores como en los 80, o me iría a Best o Cruyff, pero de verdad que los de ahora no me ponen como el Ronaldo del Vero Boquete.