Pues poca cosa más que un excelente Rodrigo de Paul se pudo llevar el aficionado atlético a la boca, en su partido ante el Athletic. En un primer tiempo insulso, donde de nuevo los rojiblancos quedaban varados en el borde del área, ante las pocas apariciones de los dos puntas, solo el argentino y la sociedad Trippier-Llorente fueron otra vez los argumentos que más inquietaron al portero rival. Rodrigo sacó todo su catálogo a la hora de competir, mandar y distribuir y es bueno para el equipo que sea así: pocos toques y tras apoyo del punta, buscar a los carrileros rápido y con precisión. Quizás esos apoyos por parte de Griezmann o Correa no aparecieron tanto como necesitaba el equipo, sobre todo en el primer tiempo.

Otra cosa bien diferente fue lo que se vio en el segundo con los cambios, los rojiblancos fueron mucho más incisivos y sus ataques fueron mejor diseñados, atrayendo a gente por dentro para sorprender por fuera. Para que todo esto fluya (sigo echando en falta más minutos de un centrocampista en detrimento de un central), el Cholo necesita que recuperen sensaciones el escuadrón de los pequeños detalles, João Félix, Griezmann y Suárez, esos que marcan la diferencia, y que definen en los últimos metros ante equipos disciplinados y bien estructurados. Una pena que todo se desconectase con la expulsión de João (no seré yo quién justifique la acción del portugués y más manifestándose ante el colegiado con megáfono a vista de todo el mundo). Pero habiendo estado en el verde, con algún acto parecido en mi currículum, reconozco que hay veces que te confundes gravemente a la hora de hacer ese tipo de gesto, así que no exageremos con las conclusiones definitivas.

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Eso sí, João: debe de ser ésta una lección la cual no te haga falta repasar. Con esta acción  debes de entender que en los pequeños detalles está un partido, sea el de una genialidad o el de un gesto tuyo.