Messi estuvo muy frío con Laporta

Fue emotiva la despedida de Messi. Es evidente que no se quería ir y que desde su punto de vista hizo todo lo posible por encajar su contrato en las actuales circunstancias. Bajo su punto de vista, digo, porque iba a cobrar cinco años por el trabajo de dos. Pero Laporta le había dado las mejores expectativas, él estaba seguro de seguir y de repente se encuentra en la calle buscando equipo a toda prisa. No le costará, pero donde vaya, se supone que París, su familia no se encontrará tan bien como en Castelldefels. Ya dijo que ha prometido a sus hijos que volverán. La familia estaba presente en el acto, lo mismo que Laporta, con el que estuvo muy frío.

No es lo mismo predicar que dar trigo. Laporta ganó con una campaña feliz, lanzada con su "ganas de volver a veros" (que ahora toma un sentido nuevo, viéndole tan de la mano con Florentino) y alimentada por su caudal de optimismo. Pero no ha podido colocar a los jugadores que le hubieran supuesto un gran ahorro: Dembélé, Coutinho y Griezmann, sino a otros irrelevantes. Tampoco convenció a Piqué, Busquets, Jordi Alba y Sergi Roberto de rebajarse el 40%. Y siguió fichando: Memphis, Eric García, Agüero y Emerson. Ha tenido que admitir que el costo de plantilla representaba ya el 110% de los ingresos. Un puro disparate.

Sin embargo, ha seguido vendiendo optimismo hasta el mismo día del derrumbe. Ahora trata de echarle las moscas a Tebas, pero Messi estuvo ayer llamativamente frío con él. "¿Ha hecho el Barça todo lo posible?", le preguntaron. "No lo sé", contestó. Luego diría que no tiene ningún problema con Tebas. Era patente que su desilusión tenía sobre todo que ver con las expectativas que Laporta le había hecho sentir, derrumbadas de golpe en la comparecencia del viernes, en la que dibujó ese cuadro ruinoso que no apareció de la noche a la mañana. Un agujero heredado, sí, pero que él no ha hecho nada por remediar y todo se le ha ido en vender humo.