Messi se va. Fue bonito mientras duró

Cuando más parecía que lo de Messi iba a despejarse por fin gracias al nuevo ingreso gestionado por LaLiga, llegó la bomba en la tarde de este jueves: el Barça renuncia a Messi. No le llega ni con ese refuerzo de dinero al que, por cierto, estaba haciendo ascos dentro de esa línea de seguidismo de Laporta hacia Florentino. La nota habla de ‘obstáculos económicos y estructurales (normativa de la liga española)’ y así es. El nuevo contrato de Messi, aun con una rebaja (o aplazamiento más bien, en pagos diferidos) no cabe en la maleta junto todo lo que ya hay. Pero es intrigante que el Barça vincule en el tiempo esta renuncia y su queja contra el ‘acuerdo CVC’.

Aun sin tener las cuentas en la mano (¿quién las tiene?) no me imaginaba cómo podría respetar el Barça los límites del control económico, aunque fuera para un revisor dispuesto a la indulgencia, como era el caso de Tebas. Sólo han salido Aleñá, Mathieu y Todibo, no se ha podido vender a Dembelé, Coutinho y Griezmann, han fichado a Agüero, Memphis, Eric García y Emerson y no hay noticia de respuesta de los capitanes (Piqué, Busquets, Jordi Alba y Sergi Roberto, que abusaron de Bartoméu en su condición de pandilla de Messi) a la solicitud de que se rebajasen el 40%. Esa cuenta no podía salir de ninguna manera.

Con el tiempo sabremos en detalle lo que pasó en las horas previas a la decisión. De momento lo que hay es una pérdida. Tras Cristiano, LaLiga se aguantaba por el inmenso prestigio de Messi. Ahora nuestro campeonato lo sostienen el alto cartel de sus principales clubes, pero ya no queda ninguna figura deslumbrante. Las miradas se vuelven más que nunca a Mbappé, en la idea de que Messi aterrice en el PSG y éste acceda a negociar con el Madrid, que aunque ha cuidado mejor sus cuentas está metido de lleno en el compromiso del estadio. Respecto al Barça, queda un vacío que el tiempo irá aliviando. En fin, fue bonito mientras duró.