La réplica de LaLiga al proyecto Superliga

LaLiga anunció ayer un acuerdo con la sociedad de capital-riesgo CVC por el que ésta toma el 11% del negocio a cambio de una inyección de 2.667 millones de euros. Es la primera vez que LaLiga admite un socio y es significativo desde ese punto de vista, tanto más puesto que coincide con el fallido intento de tres de sus clubes (o dos, dado que el Atlético se dio de baja al poco de producirse la revuelta) de poner en marcha una Superliga proyectada para generar un fútbol de dos velocidades. El acuerdo viene a remediar el problema al que se enfrentaban todos nuestros clubes, en especial los grandes, por la crisis creada por la pandemia.

No es un dinero al aire, en todo caso. Sólo el 15% podrá ser destinado a ampliar el margen salarial, y un 15% a aliviar deuda. El principal, el 70%, deberá ser invertido en estrategia deportiva, infraestructura, desarrollo de marca, comunicación, innovación, tecnología, plataformas digitales, redes sociales… En consolidar el modelo empresarial, en fin, huyendo del viejo hábito de vaciar los clubes en favor de prometer a los futbolistas cantidades inalcanzables que quedaban sin pagar. Claro que recibido el dinero en tal o cual club, y dado que todo él es del mismo color, no siempre resulta fácil saber si se gasta en tapar tal agujero o tal otro.

Esta última malicia es la que pone al Madrid las orejas tiesas respecto al caso del Barça, que anda en su porfía de que le cuadre la ecuación ingresos-deuda-gastos para inscribir a Messi. En todo caso, lo que llega aquí es un dinero contante y sonante para un amplio colectivo de clubes, no un castillo de naipes basado en el acuerdo de grupo de conjurados derrumbado al primer estornudo. Y no deja de resultar llamativa la postura del Barça, que sigue agarrado a la improbable bandera de la Superliga que enarbola Florentino y al tiempo anda a la expectativa de que este nuevo acuerdo de LaLiga le pueda abrir por fin la gatera para colar a Messi.