Las cosas del fútbol: Asensio, relegado de la alineación para dar sitio a Rafa Mir (y relegado con motivos, por su participación fría y escasa en el partido anterior), se reivindicó, cuando se consumía la prórroga, con el golazo que nos mete en la final ante Brasil. He aquí un jugador de gran clase y temperamento frío. Muy frecuentemente se deja cosas por hacer, pero es capaz de producir perlas como la de este martes, un disparo dulce, con rosca, cruzado, fuera del alcance del desigual meta Yani. Un pase a la red que resolvió un partido tan espeso como los anteriores. España ya tiene al menos la plata. El sábado saldrá a por el oro en una final de lujo.

De la Fuente dejó a los de siempre menos Asensio. La entrada de Mir corrió a Oyarzábal al lado derecho. Pese a este cambio, el partido se pareció a los anteriores como se parece un huevo a otro huevo: el rival esperando, España manejando y profundizando poco. En la primera mitad hubo un breve relámpago, un pase profundo de Merino que dejó a Mir mano a mano con Yani, que le hizo la parada del partido. Al otro lado hubo algunas aproximaciones en las que lucía la calidad de Kubo y su socio Doan, capaces de producir buenas combinaciones en aproximaciones aisladas. En conjunto, un partido soso, de difícil pronóstico.

Se fue animando avanzada la segunda parte. España metió brío con Soler y Puado, pero la solución no llegaba. Más tarde entró Asensio. Las fuerzas igualadas nos llevaron a la prórroga, y ya en ella entró Moncayola para dar aire y músculo. La primera mitad fue nuestra, pero en la segunda pasamos cuatro minutos de pánico, llena de tiros y rebotes en el área de Unai Simón. Pasada la tormenta, volvió el vaivén y cuando ya echábamos cuentas sobre penaltis llegó el golazo de Asensio. Paso a paso, agonía a agonía, sin convencer del todo pero con el mérito de ir saltando dificultades, el equipo está donde debía. No enamora, pero conquista.