La sartén por el mango

Hay una cosa que tenemos que olvidar ya en lo que concierne al tan esperado intento de fichaje de Kylian Mbappé por el Madrid. Esta cosa es la habitual lógica que tiende a imponerse año tras año. Se presupone que los clubes necesitan dinero y que tienen que vender sí o sí a un jugador que no quiere renovar y cuyo contrato acaba en el siguiente mes de junio. Pues con el Paris-Saint Germain esto ya no vale. Ante todo porque los propietarios cataríes del club de la capital francesa siempre han pretendido ser los dueños del destino de sus futbolistas y que, ahora más que nunca, tienen todo a favor para hacerlo. La enorme crisis económica del fútbol europeo provocada por la pandemia de COVID-19 ha llevado a la UEFA a aflojar las reglas del Fair Play Financiero hasta tal punto que, en realidad, este control ya no existe.

Este cambio beneficia enormemente a los clubes-Estado como el PSG cuyas fuentes de ingresos por parte de sus dueños son inagotables. Además, el equipo parisino aparece ahora como el ojito derecho de la UEFA, como el aliado más grande del organismo presidido por Ceferin. La negativa de los dirigentes del PSG a entrar en la Superliga europea les ha ofrecido una posición privilegiada al lado de la UEFA.