Japón, China y la Guerra Fría olímpica

La segunda mitad del siglo pasado estuvo marcada, casi íntegramente, por un pulso que mereció atención universal: la ‘Guerra Fría’. EE UU-URSS, capitalismo-comunismo, cada cual con sus aliados y su organización militar pertinente, la OTAN por nuestro lado, el Pacto de Varsovia por el otro, apuntándose con sus misiles. Por fortuna, nadie tocó el botón, aunque dicen que en 1962, con la crisis de Cuba, la cosa no estuvo lejos. Felizmente, aquella guerra se quedó en fría porque se jugó en dos escenarios incruentos: la carrera espacial y los JJ OO, en los que el Clásico lo jugaban las dos grandes potencias en lo alto del medallero.

Ahora se ha trasladado a Oriente, por lo que veo. Al cierre de la jornada del jueves, China y Japón compartían la cabeza del medallero empatadas a oros, 15. China desempata en platas (7-4) y por si acaso también en bronces (9-6). Las dos potencias de Oriente, que tienen cuitas severas más allá de lo ideológico, se miran fijamente. Para ambas sería una satisfacción batir al rival. Muy probablemente, Estados Unidos, que desde hoy desembarca todo su poder en el atletismo, acabe por delante de las dos. Pero eso no será grave para Japón y China, que juegan su propio partido. Los Juegos revisten un carácter simbólico que es equivocado despreciar.

La carrera espacial la ganó Estados Unidos con la bala de plata de la llegada del hombre a la Luna. La victoria en los JJ OO fue más reñida, con un tercero, la RDA, que llevó las prácticas del dopaje al paroxismo. También lo había en la URSS y desde luego en EE UU, aunque aquí de forma más liberal, no como causa de estado. Aquellos hábitos de la vieja URSS los ha revivido Putin y, denunciados por Grigory Rodchenkov en su libro-impacto, han dado lugar a la exclusión de Rusia de estos Juegos. Atletas rusos tenidos por limpios actúan bajo bandera de su Comité Nacional y, por cierto, van cuartos en el medallero. Pero eso ya no cuenta. El partido lo juegan Japón y China.