España tapa la boca a Van der Vaart

Un líder.- Ante suecos y polacos hubo mucha voluntad, magníficas individualidades, mala puntería y escaso liderazgo. Esta última asignatura es fundamental en el deporte de elite para alcanzar los objetivos. Por eso el regreso del capitán, Sergio Busquets, cambió la cara de España, que por cierto vistió de blanco. Sus lágrimas al final del 5-0 a los eslovacos son las lágrimas de todos los españoles, que necesitábamos un fiestón de este calibre. Sergio se pasó muchos días en el silencio de su casa, maldiciéndose por su mala suerte. El coronavirus casi le aparta de esta Eurocopa en la que ha depositado tantas esperanzas tras un curso complicado en su equipo. El de Sabadell sabe que con la ausencia de Sergio Ramos era necesaria su presencia para templar a los jóvenes y transmitir serenidad en los malos momentos. Busi, que cumplirá 33 años el 16 de julio, puso la pausa, la cabeza, la agresividad cuando tocaba y el sentido común para que la Selección recuperase la identidad extraviada en los dos primeros asaltos en La Cartuja. Y no fue él solo. Otro veterano como Azpilicueta (el zigurtarra cumple 32 años el 28 de agosto) se hizo dueño de la banda derecha, dado que Luis Enrique dio descanso a Marcos Llorente. Y arriba entró Pablito Sarabia, un canterano de Valdebebas que ya se nos ha hecho mayor (29 años), pero que en el PSG ya ha demostrado junto a Mbappé, Neymar y compañía que no le teme a nada ni a nadie. De sus botas de seda nació el trallazo al larguero del que luego hablaremos, así como el 3-0 con un remate sutil en la zona del 9. Entró gente nueva, con poso, y La Roja creció varios peldaños hasta darse un festín para el recuerdo. 5-0 y a octavos. La afición se merecía este subidón. Lo peor ya ha pasado.

Autogol.- Cuando Morata falló el penalti cometido sobre Koke pensábamos que la maldición iba a escribir un nuevo capítulo. Pero el héroe eslovaco por detener el máximo castigo, el portero Dúbravka, se vistió de villano con el gol del ketchup. Ya saben la famosa frase de Marco Van Basten: “El gol es como el ketchup. Por más que le golpeas al bote, a veces no sale nada. Y de pronto sale a borbotones y no para”. Ese gol fue circense. Larguerazo de Sarabia y al caer el balón del cielo de Sevilla, el bueno del portero del Newcastle hizo un remate de voleibol que se estrelló en la red. La suya...

Hasta Laporte.- El 1-0 hizo justicia a una España con luces, brillante, ofensiva y alegre. Tanto que un central se apuntó a la fiesta para resarcirse de su error ante Lewandowski de la segunda jornada. Marcó de cabeza Aymeric Jean Louis Gerard Alphonse Laporte. Todos esos nombres tiene el zaguero franco-español, que se reivindicó cuando todos los focos estaban apuntándole. Y luego siguió la barra libre, el 3-0 (Sarabia), el 4-0 (taconazo mágico de Ferran), el 5-0 de otro gentil hombre eslovaco... Reconciliación total.

Calla la boca, ‘Rafa’.- Esta manita ha servido para tapar la boca a Van der Vaart, que nos dio litros extra de motivación al afirmar que ojalá a sus Países Bajos les acabe tocando España. “Es un equipo horrible, solo saben pasar la pelota de un lado a otro”. Al final te vamos a agradecer tu torpe rajadita, porque a los nuestros les sirvió de acicate. Rafa, Rafa...

Ojo a Croacia.- Les prometo que casi prefiero verme el lunes con la Croacia de Modric, Kovacic y Perisic que haberlo hecho el martes con la débil Ucrania de Shevchenko. Contra la tropa ucraniana un tropiezo hubiese sido inadmisible. Ante los croatas, subcampeones del Mundo, hay licencia para ganar y perder. He recuperado la fe. Hasta a Luis Enrique le ha mejorado el humor. Somos España.