La Selección se juega hoy seguir en la Eurocopa. Lo normal es que gane a Eslovaquia. Pero la lógica no se impone siempre en el fútbol, y en estos días inciertos de pandemias, haters y polarización, menos. Ser críticos sobre los malos resultados de la Selección no te convierte en antiespañol. La mejor ayuda contra la autocomplacencia y la falta de autocrítica es la exigencia. Quizás el techo de La Roja ahora sea octavos, que es donde ha caído en las dos últimas fases finales. O la primera fase, que no superó en el Mundial de Brasil, donde llegaba como favorita tras ganar Eurocopa, Mundial y Eurocopa en el cuatrienio mágico 2008-2012.

Luis Enrique hace un esfuerzo por resultar agradable en sus comparecencias. Lo intenta, pero se ve que carece de empatía hacia los periodistas. No puede evitar verlos como enemigos. Tras el partido ante Kosovo ya habló de buenos y malos. Un mensaje maniqueo que tomó de la etapa de Javi Clemente como seleccionador, cuando internacionales como el propio Luis Enrique, Zubizarreta, Hierro o Raúl hicieron suya la guerra del de Barakaldo, que puso bajo sospecha al periodismo y creó una polarización insoportable en la opinión pública futbolera patria. Luis Enrique se parece a Clemente en eso, no en el estilo de juego. Un estilo de juego que Luis 'Enroque', como le ha bautizado Toribio en Radio Marca, no piensa cambiar. Más raro fue aquel verano que no paró de nevar...