El triángulo mágico de Jon Rahm

La primera vez que Jon Rahm se aupó al número uno del mundo, el 19 de julio de 2020, se acordó de su ídolo: “Ha sido increíble entrar en la historia al lado de Seve”. Y la primera vez que se ha coronado en un major, el pasado domingo, ya en la madrugada del lunes en España, ha vuelto a dedicar unas palabras al genio de Pedreña: “Esto va por Seve, sé que siempre quiso ganar este torneo”. Efectivamente, Seve Ballesteros nunca conquistó el US Open, pero sí abrió la puerta grande al golf español con tres títulos en el Abierto Británico y dos en el Masters de Augusta. Tras el cántabro lo lograron Chema Olazábal y Sergio García, ambos enfundados en la Chaqueta Verde. Y ahora ha sido el turno de Rahm, que avista un brillante futuro a sus 26 años.

Estas dos frases con Seve de protagonista cosen tres vértices de la carrera de Rahmbo, tres constantes de su vida que han marcado su progresión deportiva. La primera de ellas, la del número uno, la pronunció en Ohio, después de anotarseThe Memorial Tournament. En la presente temporada también iba camino de ganar este mismo torneo, con un juego deslumbrante, cuando los oficiales le comunicaron su descalificación por un positivo por COVID-19. Rahm recibió la noticia con lágrimas. Sólo dos semanas después ha vencido en el US Open, cuya participación vio peligrar. Volvió a llorar: de alegría.

La segunda frase la pronunció sobre la hierba de Torrey Pines, su campo talismán. Allí, en San Diego, hizo sus primeros pinitos, aún amateur, con los hermanos Mickelson, Tim y Phil, sus padrinos en su trayectoria estadounidense. Allí estrenó también su palmarés en el PGA Tour en el Farmers 2017. Allí pidió matrimonio a Kelley Cahill, la madre de su hijo Kepa. Y allí ha ganado su primer grande. “Siempre que vengo, pasan cosas”, dijo abrazado a su último trofeo.

Severiano Ballesteros, Torrey Pines y The Memorial, un triángulo mágico, han hilado la carrera deportiva del héroe de Barrika hasta coronarse en el US Open, el primer major de muchos.