Italia entierra el Catenaccio

Qué equipazo Italia. Disfrutando de los esfuerzos, sintiendo con el corazón las emociones. Así se labran los equipos campeones. Con una energía que se reforzó cuando los italianos tuvieron que ver el Mundial por la tele. La mentalidad ganadora se demuestra en la derrota. Y en la derrota fue cuando Italia comenzó a fraguar este equipo, un desafío a su historia, a su estilo, a su Catenaccio. Un choque contracultural que se lleva por delante una etiqueta defensiva que acabó siendo contraproducente.

De repente empezaron a surgir centrocampistas con un lenguaje exquisito con el balón. Futbolistas como Locatelli o Barella, gente como Pellegrini o Sensi (lesionados ambos), jóvenes de un perfil hasta ahora inusual como Tonali. No sé sabe hasta dónde llegará esta revolución del fútbol italiano, pero la Eurocopa es un primera paso hacia el cambio definitivo. Mancini lidera una selección empeñada en volver a ser grande.

Ya lo saben las grandes de Europa, que se habían acomodado en sus sillones viendo cómo un rival histórico se desvanecía en los últimos años. Esto es otra cosa. Esta Italia que juega y muerde, que brilla y lucha, va camino de pelearles la Eurocopa cuando muy pocos contaban con ella. Es Italia. Una nueva Italia.