Lo de Quartararo es inadmisible

Los deportes del motor priorizan la seguridad sin concesiones. Al menos así debería ser, aunque en ocasiones se producen excepciones tan clamorosas como que vivida en el GP de Cataluña de MotoGP. Un piloto ha rodado más de dos vueltas a pecho descubierto, con la cremallera de su mono de cuero abierta hasta la cintura. Su nombre es Fabio Quartararo y es el líder del Mundial de MotoGP, circunstancia absolutamente irrelevante en la cuestión que nos ocupa. Se trate de quien se trate resulta inadmisible, una caída del francés con medio cuerpo al desnudo hubiera podido tener consecuencias terroríficas. Personalmente estaba convencido de que iban a detener al piloto de Yamaha desde la dirección de carrera; por mucho que quedara poco para finalizar, una simple curva en esas condiciones se antojaba peligrosísima. Todo ello sin olvidar que, además, tiró el protector pectoral a la pista con el consiguiente riesgo para los demás pilotos...

El reglamento, por supuesto, es contundente al respecto: no se puede estar en pista sin el equipamiento de seguridad obligatorio y utilizado de forma correcta. Más allá de lo que digan las normas, el simple sentido común convertía las imágenes de Quartararo, al más puro estilo de un veraneante conduciendo un escúter, en inéditas y escalofriantes. Sin embargo, cruzó la meta y le penalizaron por una irregularidad al saltarse unas curvas enlazas. Ni siquiera discuto que esa decisión sea acertada (tampoco lo tengo muy claro), lo que sí me parece preocupante es que se haya hecho la vista gorda con una cuestión de seguridad. Los esfuerzos que se hacen en MotoGP en este sentido son ímprobos, así que carece de argumentación flaquear en ningún detalle, sí que esto se puede calificar de tal modo. Las carreras son peligrosas por definición, todos los sabemos y los pilotos lo asumen. Lo imperdonable son las negligencias, precisamente porque se pueden evitar.