El Barça vuelve a la Final Four siete años después de su última presencia y once después de su último título. Para colmo, en ese periodo ha visto alzar dos veces el trofeo a su máximo rival, el Real Madrid. Una experiencia demasiado larga, e incluso dolorosa, para un club con su historia, pero también para su elevado presupuesto. El Barcelona ha construido una armada para reconquistar Europa, un proyecto inicialmente liderado por Nikola Mirotic, repescado de la NBA para el continente, pero que tiene mucho más: Calathes, Higgins, Davies, Kuric, Abrines, Hanga, Claver, Oriola, Bolmaro… más la guinda romántica de Pau Gasol. Un bloque poderoso, sólido, equilibrado, y rematado este curso con el fichaje de un entrenador estelar: Sarunas Jasikevicius. Un acorazado con un solo objetivo: ganar. No se le puede pedir otra cosa. Su dominio en la fase regular, que acabó líder, ha confirmado su evidente potencial, pero la Final Four es otra cosa. De hecho, el playoff ya fue otra cosa, allá sufrió horrores ante el Zenit. Aquí hay que superar dos partidos y no hay segundas oportunidades.

El Barcelona arranca este viernes ante el Milán, donde el Chacho Rodríguez pretende conquistar su tercera copa con su tercer equipo diferente, tras hacerlo con el Madrid y el CSKA. Sólo lo ha logrado antes Jasikevicius, ironías de la vida. De hecho, Sergio es todavía vigente campeón, porque el año pasado no hubo desenlace del torneo por la pandemia. Otro récord en liza mira a Gasol, que aspira a igualar a Toni Kukoc, el único que ha completado la colección de Euroliga, Mundial, Eurobasket y NBA. Un bonito reto para este mito de 40 años. Hay muchos atractivos. Y muchos ojos que apuntan a Mirotic, que juega su cuarta Final Four, tres de ellas con el Madrid, y no ha ganado aún ninguna. De momento, Vasilije Micic, la estrella del Efes, le ha birlado el MVP. Saldrá a resarcirse. El Barça le fichó para esto.