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Antes del transistor, el Simultáneo

Un sistema de letras asignadas a los partidos permitía saber los resultados.

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Antes del transistor, el Simultáneo

Antes que el móvil, fue el transistor. ¿Y antes que el transistor? Antes que el transistor lo que había era el Marcador Simultáneo Dardo, que informaba al momento en todos los campos de los que pasaba en los demás. Obviamente, hablo de los años en los que todos los partidos se jugaban a la misma hora, en la tarde del domingo. Sólo avanzados los sesenta empezó a desgajarse uno de cuando en cuando, para ser televisado a las ocho. De ahí, hasta lo de hoy.

El Simultáneo Dardo era un ingenioso sistema importado a España por Eduardo Teus, un personaje singular sobre el que luego me extenderé. El mecanismo era sencillo: a cada partido se le adjudicaba una letra. El Ríver-Atlanta era la A, el Banfield-Boca era la B, el Chacarita-Ferrocarril Oeste era la C… Y así siguiendo. Una gran letra, y al lado un marcador, en el que se iban colocando los goles cuando se producían. Así todos los aficionados en todos los campos sabían al momento lo que pasaba. Los de fuera tenían la radio, claro.

Teus lo trajo para la temporada 1951-52 con el mismo sistema. En Barcelona no entró hasta la 52-53. No se trataba sólo de ofrecer los goles, sino también algunas informaciones relevantes: penalti, expulsión, suspensión del partido... Sobre el espacio destinado al marcador de los goles había otro más pequeño, horizontal, para ciertas claves: rectángulo (o flecha, según los campos) amarillo significaba primer tiempo; verde, descanso; rojo, segundo tiempo; negro, partido terminado; blanco, partido suspendido. El espacio de los goles a veces era provisionalmente alterado por un cuadro negro sobre fondo blanco, jugador expulsado del equipo correspondiente, o punto rojo sobre fondo blanco, penalti en contra.

¿Cómo saber qué partido correspondía a cada letra? En cada ciudad había un periódico que tenía la exclusiva. Pagaba una cantidad por llevar en su edición del domingo el recuadro con la correspondencia entre las letras y los partidos de la jornada. Para la 55-56, la empresa explotadora, Dardo, de Rufino Fraile (suegro de José María García) le dio una vuelta más al invento. Se sustituyen las letras por marcas comerciales. Así que en lugar de A, B, C… pasaron a ser CINZANO, Colchón Flex, Camisas Arpón…

Por supuesto, en cada campo se extendía un clamor de decepción o de alegría cuando se movía el marcador del rival ciudadano o el de aquel que estuviera discutiendo plazas decisivas en la tabla con el equipo propio. El mayor suspense se provocaba con el punto rojo de penalti en contra, porque no era decisivo. Se quitaba el cuadro de los goles que iban en ese momento, se ponía el punto rojo y entonces había que esperar hasta que lo quitaran para ver si se volvía a poner el mismo número anterior, por fallo del penalti, o se ponía un gol más. A finales de temporada podía haber mucho en juego con eso.

Vuelvo con Eduardo Teus, el importador de la idea. Nacido en Manila, se educó en Inglaterra, donde le picó el veneno del fútbol. Fue portero del Real Madrid en los años diez. Llegó a jugar tres finales de Copa, de las que ganó una y perdió dos. Se tuvo que retirar en 1918 con sólo 22 años por una lesión de menisco, pero no dejó el fútbol nunca. Se convirtió en uno de sus divulgadores de primera hora, lo que le haría ser periodista muy destacado durante épocas. Escribió en El Imparcial, en El Sol y finalmente en el Ya, antes de la Guerra.

Terminada ésta, fue nombrado seleccionador, cargo que ocupó durante seis partidos, de los que ganó tres y sólo perdió uno, ante Italia. Tuvo que abandonar el cargo porque las autoridades lo consideraron incompatible con el periodismo, que continuaba ejerciendo en Ya. El resto de su vida fue periodista, simultaneando su trabajo en el Ya con colaboraciones en Marca.

Tuvo influencia decisiva en el gran incidente entre el Madrid y el Barça en 1943. Su crónica en Ya tras una derrota 3-0 en Copa del Madrid en Barcelona creó enorme exaltación en Madrid. El partido de vuelta se jugó bajo una atmósfera de gran tensión y el Madrid ganó 11-1. De resultas de aquello, el Régimen hizo caer a los presidentes de ambos clubes. Fue entonces cuando entró Bernabéu en el Madrid.

El 8 de octubre de 1961 Eduardo Teus estaba en San Mamés, donde había viajado con su mujer y un sobrino para hacer la crónica del Athletic de Bilbao-Real Madrid. En el minuto 65, justo después de anotar en su libreta el 0-2, obra de Tejada, se desplomó sobre el pupitre de prensa. Sus compañeros avisaron al médico del club, que no pudo hacer nada. Había fallecido de un ataque cardíaco.