La música ya no suena, pero se puede bailar

La música de Misión Imposible ha dejado de sonar. No habrá milagro, aunque estuvo muy cerca. De hecho, hay crédito para bailar aunque sólo se escuche silencio. Y para bailar bien alegres, porque el Celta está acabando la temporada a ritmo de salsa. Se han acostumbrado a ganar. Da igual el rival, el escenario o cualquier circunstancia, este Celta que ha construido Coudet sólo conjuga el verbo ganar.

El próximo domingo habrá público en Balaídos y seguro que la ovación será sonada. Rozar la puerta de Europa con la yema de los dedos tiene mucho mérito, sobre todo después de ser colista hace apenas seis meses. El colofón ha sido una victoria en el Camp Nou, la segunda de la historia, con Mina de pistolero insaciable. El futuro con el Chacho promete muchas alegrías.