Stefanos Tsitsipas, el número uno de lo que va de la temporada, dijo tras perder la final del Godó que frente a Rafa Nadal “nunca tienes la certeza de que un peloteo se va a terminar, siempre hay que poner una bola más en juego”. Nadal es capaz de levantarse en numerosas ocasiones durante el mismo partido. No hay que ganarle una vez, sino varias. Tsitsipas lo sufrió en aquel duelo de Barcelona. Y Denis Shapovalov, otro emergente tenista de 22 años, acabó con una sensación parecida el jueves en los octavos de Roma tras una dura batalla de 3 horas y 27 minutos. El canadiense ganó el primer set con soltura, se puso 3-0 y 40-0 en el segundo, tuvo dos bolas de partido en el tercero… y, aun así, perdió. A Rafa nunca puedes darle por acabado, ese carácter indómito es una de sus grandes cualidades. Sobre todo, en tierra.

Nadal siempre se levanta. La frase no sólo sirve para los partidos. También vale para definir toda su carrera, en la que ha superado múltiples lesiones. Y para una temporada concreta. Alexander Zverev, su rival en cuartos, le había ganado con superioridad una semana antes en Madrid, pero ayer encajó una derrota de características similares en dos magistrales sets. Dulce venganza. El alemán también tuvo su oportunidad, gozó de un 0-40 para hacer break cuando iba 2-1 en la segunda manga, pero Rafa no sólo dio la vuelta al juego, sino que hizo la rotura en el siguiente. Así es él. Tampoco es la primera vez que Nadal vence en Roma al jugador que le había eliminado en Madrid, ya le ocurrió con Tsitsipas en 2019. De hecho, perder una vez y después vencer al mismo oponente durante una gira de tierra batida le ha pasado en varias ocasiones. Con Djokovic, con Federer, con Fognini, con Schwartzman, con Thiem… Esa es otra gran cualidad. Su análisis constante de los rivales, su aprendizaje continuo, sus cambios de estrategia… Con Nadal enfrente, nunca sabes cómo puedes terminar.