La guerra de Raúl a los lujos, una herencia de Del Bosque

Las reglas que Raúl ha impuesto en el Castilla, la ‘guerra al lujo’ que ha propuesto o el respeto siempre al rival es un estilo de vida, no algo que ahora emerja como entrenador. Raúl siempre ha sido una persona austera, un jugador de fútbol que no parecía jugador en caprichos, exposiciones y postureos. Raúl es sencillo, directo, un tipo normal y así sigue. Todo lo que está haciendo en el Castilla, lo vivió como jugador de la cantera que fue del Real Madrid. Siempre fue una esponja, se quedaba con lo mejor, aprendía de cada detalle. Una persona listísima profesional y personalmente.

En silencio y desde su timidez observaba y apuntaba cómo era el Del Bosque jefe de la cantera del Real Madrid. A Vicente no le gustaba el lujo, no quería que los chicos se hicieran cortes de pelo demasiado llamativos, no le gustaban los pendientes o los tatuajes (me consta que a Raúl tampoco mucho). No quería faltas de respeto con el rival, despreciaba que los chicos presumieran por encima de sus posibilidades y sabía todo de sus vidas o sus notas (igual que Raúl ahora). Era un líder para chicos que buscaban triunfar un día, lo mismo que Raúl es ahora. Es admirable y elogiable que aunque hayan pasado muchos años de aquellas vivencias es el heredero perfecto de una filosofía que Del Bosque imprimía a todos los que pasaban por sus manos: los valores de la cantera del Madrid.

Raúl no ha cambiado con los años. Mientras en el Madrid había mayoría de Ferraris, él era feliz con su Golf azul, que luego cambió por un Audi. Nunca fue estridente en ropa o peinados, nunca presumió de nada. Me lo imagino, y no soy la única que lo hago, diciéndole a los chavales que la vida no es el mejor coche o la mejor camisa, que la vida son más cosas. Siempre dio buenos consejos a los canteranos que llegaron después. Su capacidad didáctica era proporcional a su calidad futbolística. Qué maravilla que Raúl sea Raúl, si me lo permiten, el grandioso heredero de Vicente del Bosque.