El examen superado

La segunda oportunidad de Oihan Sancet (21 años) como titular en el Athletic, tras idas y venidas con Garitano y un período de vacío con Marcelino, está por fin a la altura de las previsiones. Cerca del área, como segundo delantero, se ha destapado como un jugador notable, muy hábil en la lectura del movimiento que toca y de gran nivel técnico. A primera vista, el cambio de posición impulsado por Marcelino beneficia sus condiciones y acentúa su participación —13 toques por partido en el tercio de ataque durante el último mes y seis toques en el área de Osasuna— en las zonas donde verdaderamente produce peligro. Sus controles orientados, capacidad de giro y el desgaste en el desmarque, a sabiendas incluso de que no recibirá el balón, orientan mejor el juego ofensivo del Athletic. Tan productivo fue su arrastre ante David García para abrir el espacio a Berenguer en el 1-0 a Osasuna como su intuición para alejarse de la marca de Aridane en el 2-0 que hizo de cabeza. Con Villalibre se entiende y se complementa. La oposición a la que se ha enfrentado ha sido superada con nota. Por lo que parece, después de las heridas coperas, el futuro del Athletic está en buenas manos.

Sujeto al éxito

Se ha dicho de todo sobre el gol de Rafa Mir ante el Cádiz. De nada le sirvió al Huesca, pero volvió a poner el acento en la formidable temporada del delantero murciano. Menos se ha escrito sobre su impacto trascendental. Si hoy el equipo de Pacheta sigue vivo, es gracias a él. A sus 23 años, con 13 goles en su cuenta, reúne un compendio de virtudes muy apreciadas en el fútbol actual. Es poderoso, dispuesto e ingenioso. Tiene instinto, versatilidad en el remate y clase. Esta serie de recursos provoca que sea el jugador de ataque de LaLiga que más metros recorre por conducción (10,3) y que haya creado 20 ocasiones y tres goles en sus progresiones este curso. Su escueto recorrido en Primera le augura un gran porvenir. No obstante, su nombre aparece en la lista de futbolistas que más ocasiones claras (14) han errado tras Benzema (17) e Isak (15). Cuando ajuste un poco el punto de mira, las pistas sobre Rafa Mir se fortalecerán todavía más.´

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Punto de inflexión

El Valencia conquistó dos victorias capitales este fin de semana. La primera, la más importante, fue la social en una manifestación de hartazgo y condena ante la gestión de Peter Lim. La segunda ocurrió contra el Valladolid para garantizar la permanencia con Voro como catalizador de un estado de ánimo diferente. A nivel futbolístico, no hubo un gran Valencia. El arreglo con los tres centrales para dar más estabilidad y regenerar la salida de balón funcionó a medias, sometido durante mucho tiempo por un Valladolid al que no le asiste la fortuna ni el acierto como acreditan sus 19 remates en Mestalla, récord de un visitante esta campaña. El Valencia se manejó con mayor entereza en el área propia (56 acciones buenas) y se juntó mejor en el terreno de juego (37 metros de profundidad del bloque). Golpeó en los momentos claves, se recreó con la desesperación del Valladolid y alcanzó un triunfo que le hará vivir tranquilo de aquí a final de LaLiga. Una vez salvado, surge la obligatoria pregunta: y ahora, ¿qué?