El Sevilla se queda en la cuesta. Me sorprendió, porque venía como una moto acercándose a la cabeza, pero el Athletic le frenó en seco en su propio campo. El Sevilla había ganado 9 de los 10 últimos partidos en su campo, pero esta vez se le hizo bola el Athletic, que se ha investido con la toga de juez de LaLiga. Hace 8 días le ganó al Atlético, comprimiendo la cabeza, y anoche al Sevilla con un gol de Williams cuando el partido ya se apagaba. Poco antes había marcado, con singular habilidad, su hermano Nico, que tiene muy buena pinta, pero el gol no subió por un fuera de juego ajustadísimo detectado por el sexador de pollos.

La contrariedad con que tomó el Sevilla este resultado, patente en Lopetegui, que se fue con tarjeta por reclamar una mano en el área que ni árbitro ni VAR consideraron, y en la tristeza de Koundé al hablar a la tele, confirman que se sentía en la piel de aspirante. Tiene aseguradísima la presencia en la próxima Champions, pero se había hecho ilusiones. Su visita al Madrid el domingo sigue siendo importante, pero ya casi más para los otros tres que para el propio Sevilla, que echará en falta los puntos de ayer. En cuanto al Athletic, parece repuesto de sus berrinches coperos y aún puede mirar a Europa, aunque sea vía Conference League.

El Athletic, por cierto, tiene que recibir todavía al Madrid en la penúltima jornada. Otro hueso para los blancos, que están en dos frentes y abrumados de bajas. Varane no estará en Londres y Valverde está pendiente del resultado del PCR de ayer, que esperan él y Zidane con los dedos cruzados. La semana ha empezado fuerte con este Sevilla-Athletic; hoy toca el City-PSG. Mañana, el Chelsea-Madrid y el jueves, el Arsenal-Villarreal, también con una final a la vista. Y el fin de semana, Barça-Atlético y Madrid-Sevilla. Fútbol bueno y emocionante por todas partes pero, ¡ay! sin público. La esperanza del regreso inminente se va esfumando.