Vinicius, Lucas Vázquez, Messi y el VAR

Un Clásico soberbio deja al Madrid líder provisional y al Barça enojadísimo con el VAR, donde esta vez en lugar de un sexador de pollos había un gato de escayola. La jugada de autos fue un agarrón absurdo e innecesario de Mendy a Braithwaite, con 2-1 en el marcador, y el Barça mascando el empate. Koeman se enfadó, porque vio ahí el gol que los suyos estaban mereciendo y que pudieron conseguir con un tirazo al larguero de Ilaix en el último suspiro. En un gran Clásico volvió a suspender el VAR. Piqué lo aprovechó para dar la nota fácil saliendo al final al centro del campo a lucirse dando la brasa a Gil Manzano, que se lo consintió.

La victoria del Madrid se labró en la primera parte, en la que todo discurrió según lo había planeado Zidane. Esperó al Barça, cuya útima línea era de sólo tres hombres, y lanzó flechas por las bandas. Vinicius fue un tormento y lo mismo Lucas Vázquez en combinación con Valverde, que ocupó el puesto habitual de Asensio. Así llegaron los dos goles, un remate tremendo al palo y alguna ocasión más. Pero cuando Lucas Vázquez se lesionó, hacia el 40’, la cosa se complicó. Le sustituyó Odriozola, que no está capacitado para la difícil doble tarea de Lucas ayer: cerrar la conexión Messi-Jordi Alba y desdoblarse. Lucas Vázquez era estratégico.

El Madrid ya pasaría miedo los últimos minutos hasta el descanso y pasaría mucho más en la segunda parte. Durante un cuarto de hora aún les quedó fuelle a Valverde, Benzema, Vinicius y Kroos para los contraataques, pero Zidane los vio cansados, los reemplazó por Asensio, Mariano, Isco y Marcelo y no remedió nada. El Barça se refrescó más con sus cambios y su ofensiva final fue tremenda. Le falló, como en tantas circunstancias extremas, la bala de plata, Messi, que con demasiada frecuencia hace demasiado poco cuando la situación más lo requiere. Así que los puntos fueron para el Madrid y al Barça le queda el derecho de queja.