Lorenzo se mete en otro charco

Jorge Lorenzo es un grandísimo campeón de motociclismo. Se ha ganado a pulso disfrutar de un merecido retiro lejos de los circuitos. Joven, rico y sano, que no es poca cosa después de haberse jugado la vida tantos domingos en los circuitos del mundo entero. Ahora saborea cuanto no pudo en su larga etapa de piloto de elite, desde viajes exóticos a coches de lujo, pasando por amistades agradables, champan y buenas viandas, que todo ello lo muestra en sus redes sociales. Sin embargo, tengo la impresión de que el mallorquín añora cierta dosis de popularidad, de esa fama que a menudo abruma y después se extraña. Hace tres días preguntaba a sus 1,6 millones de seguidores en Twitter si les gustaría conocer sus impresiones sobre el test de MotoGP en Qatar. El 59,93% de los más de 10.000 que votaron no mostraron interés por el asunto, aunque como la encuesta no era vinculante, claro está, Lorenzo ofreció sus opiniones al respecto.

Personalmente me parece interesante tener la visión de un experto con sus conocimientos en MotoGP, así que agradecí su esfuerzo por ofrecer su particular punto de vista sobre lo que ocurría en Losail. Lo que ya no me ha gustado tanto, como ya he comentado en alguna otra ocasión, es su tendencia a embarcarse en polémicas yo diría que innecesarias. Por supuesto que Lorenzo tiene todo el derecho del mundo a expresar lo que le parezca, faltaría más, pero eso de “ya lo decía yo” refiriéndose a la caída de otro piloto es tirando a poco elegante. Ni siquiera entro a valorar si tiene o no razón, que sería discutible como todo, lo que cuestiono es lo inoportuno de la aseveración y el trasfondo revanchista que rezuma. Tanto que ha habido otros pilotos, de los que siguen arriesgando el tipo cada vez que se suben a la moto como él mismo hacia hasta hace poco, que le han reprendido la actitud. Y se ha liado una trifulca dialéctica en las redes sociales desagradable y nada ejemplarizante. Mejor hubiera sido evitarlo...