Piqué se presenta a la presidencia del Barça

Ese gol de Piqué que desmintió la mala suerte y afirmó la calidad con la que el equipo abordó este partido decisivo vale por una candidatura presidencial al equipo de su vida. Como si viniera de la ciudad del frío, esa zona difícil en el que este año se desenvuelve el Barcelona, el central azulgrana se convirtió en el héroe de una noche que alternó potencia (Ter Stegen, Piqué) y belleza (Messi, Pedri) y generó una mitología que encarna Koeman.

En la narración del partido, cuando ya el Barça ganaba del todo la eliminatoria, Flaquer dejó dicho todo lo que hay antes de que se despejara ahora la desgracia. Después de todos los infortunios, Koeman ha impartido justicia y honor, y ha hecho que los futbolistas (también los suplentes) se sientan felices hasta cuando fallan, orgullosos de formar parte de una plantilla en la que ya no hay ni buenos ni malos, donde ni Dembèlè, que parecía desahuciado al principio de la temporada, ha dejado de sonreír en los últimos partidos.

Esta gestión del ánimo que ha hecho el entrenador, al frente de un equipo de naturaleza triste, ha convertido esta reacción en un milagro que tendría que enseñarse en las escuelas cuando se le quiera explicar a los chicos qué quiere decir Rudyard Kipling en su imborrable poema Si…

El Sevilla aspiró el último sábado a recibir en su campo a un Barça sin alegría; y el Barça explicó anoche una contundente lección de fútbol alegre, sus líneas comprometidas con cada uno de sus componentes, con la seguridad, además, de que Ter Stegen es tan solvente como la buena suerte.

Vale la pena el sufrimiento sólo si es ejemplar o lo superas. Y este Barça que ha hecho que los aficionados que desde hace meses no respira sino por las heridas al fin anoche explicó qué sabe de fútbol y, además, cómo puede hacerse realidad. Una palabra final para Pedri, el talismán de Tegueste: su trabajo es como el de un pintor que jamás hace una raya igual que la otra, pero todas van en la dirección de la belleza.