Contra el muro de las lamentaciones... una y otra vez

Aunque está costando, parece que poco a poco empieza a difuminarse ya en el espejo retrovisor el doloroso y lacerante percance de Balaídos. Sí, uno más en una temporada tan desilusionante como aciaga y accidentada. El Real Valladolid viene cayendo un día sí y otro también en errores tan flagrantes que son difícilmente justificables. Pero hoy, no queda nada más que mirar hacia adelante y apretar fuerte los puños y los dientes.

Escribía mi compañero José Luis Rojí que el Real Valladolid esta temporada ha cedido seis empates tras ir por delante en el marcador. Este dato manifiesta una lectura positiva. El equipo tiene la capacidad y la facultad para superar a sus rivales, pero es desesperante que una vez conseguido lo más difícil sea incapaz de administrar su botín.

En la mayoría de estos partidos, tras ponerse con ventaja el Real Valladolid, se calcan las reacciones. Me refiero a los cambios desde el banquillo y al rol defensivo que asume el equipo. En temporadas anteriores, con otros defensas distintos y también con otro estado de forma de jugadores importantes funcionó, pero este curso suspendemos jornada tras jornada.

No quiero decir que después de ponerse por delante el Pucela tenga que buscar con urgencia y a lo loco un segundo gol, no creo que sea necesario tampoco jugar con dos delanteros, pero sí podríamos intentar darle más sentido al juego defendiéndonos con la pelota y la posesión. Sergio dispone de jugadores cualificados y con esa capacidad, Roque Mesa, Míchel Herrero, Kike Pérez o Toni Villa, que digo yo que al menos para un cuarto de hora sí estarán.

Cuando tú tienes la pelota, el rival no la tiene… cuando mantienes la posesión, no te ves obligado a hacer faltas, y si no se dan esas opciones al oponente a balón parado este equipo ya tiene mucho ganado, o al menos no tanto perdido.

Nadie mejor que el entrenador sabe lo que tiene en casa y seguro que no será tan cabezota como para tirar piedras contra su propio tejado. Pero el dato es tozudo y lamentablemente el Pucela no hace más que darse de bruces contra ese muro de las lamentaciones… un día sí y otro también.