El Zaragoza se ha metido en un buen lío

Un nuevo error de Cristian Álvarez, esta vez al alimón con Nieto y Jair, decidió la segunda derrota consecutiva del Real Zaragoza, un resultado que le coloca de nuevo en puntuación de descenso y que vuelve a comprometer seriamente su futuro en la categoría. El equipo aragonés sólo ha sumado un punto en las tres últimas jornadas y el efecto JIM parece desvanecerse cuando más asentado parecía.

Juan Ignacio Martínez apostó por Zapater para suplir la ausencia de Francho y, de paso, dio entrada a Nieto y Larrazábal por Chavarría y James, dentro de un cambio general de dibujo, pasando de su habitual 4-3-3 a un 4-2-3-1, con Bermejo por detrás del ariete Álex Alegría, que vivió otra noche de ausencia, y Narváez otra vez tirado a la izquierda, alejado más de la cuenta del área. El Oviedo entró mejor al partido, pero al cuarto de hora el Zaragoza impuso su ritmo pausado y pasó a controlar la situación, gracias, sobre todo, al manejo de Eguaras, a la seriedad y solvencia de los centrales Francés y Jair y a la profundidad de Vigaray por la banda derecha. En este primer periodo apenas hubo llegadas con amenaza real a las dos áreas, pero la mejor ocasión la tuvo el equipo aragonés a la media hora, cuando Grippo salvó un cañonazo de Narváez, tras una gran acción individual de Vigaray.

Pero todo se le complicó al Zaragoza en el inicio de la segunda parte, cuando un fallo en cadena de Nieto, de Jair y de Cristian Álvarez, que no atacó una vez más el balón en una salida, permitió a Rodri cabecear a gol en el área pequeña. Un error clamoroso, igual que el del día del Alcorcón, que noqueó al equipo aragonés y puso ya el partido cuesta arriba. A la desesperada, JIM dio entrada a Iván Azón y a Chavarría por un impreciso Zapater y un Álex Alegría que no está nunca en situación de remate, pero para entonces el Oviedo ya estaba comodísimo con su ventaja. Entró después James por un inoperante Larrazábal y a cinco minutos del final lo hicieron Adrián y el Toro Fernández, pero el Zaragoza, que careció de respuesta, ya no estaba para nada. El equipo se ha metido en un buen lío.