El Real Valladolid está a un punto de la salvación con 42 en juego

Lo peor del Real Valladolid son sus sensaciones, la inercia de la que intenta salir, pero no su situación clasificatoria. Está en puesto de descenso, sí, pero a un punto de la salvación y con 42 todavía por disputarse. Es decir, tiene en su mano salvarse. Necesita hacer las cosas de manera medianamente correcta para seguir otro año en Primera. Caerán los que sigan fallando semana tras semana. Por lo tanto, tirar ahora la toalla sería ridículo, una estupidez. Por eso apelo a pensar que los de Sergio González tienen al alcance lograr la salvación, o si quieren, lograr en estas 14 jornadas el ascenso que deberían tratar de obtener en la próxima campaña si consuman definitivamente su descenso a Segunda. Conclusión, es el momento de despertar de una vez y poner soluciones al problema. Hay tiempo para lograr el objetivo.

Pero hay que actuar. Todos. Los jugadores, los primeros. Ellos deben echarse la situación a la espalda independientemente de la capacidad del entrenador para resolver el problema. Pero tiene que actuar también el técnico, obligado a variar las cosas necesarias que permitan a sus jugadores hacer un mejor fútbol que el que están haciendo ahora. Si, como parece, las enormes dudas en torno a Sergio demuestran que es incapaz de variar el rumbo de los acontecimientos quien debería actuar de una vez es Ronaldo, que también tiene mucho que decir al respecto. Lo único que no puede hacer el Valladolid, en su conjunto, es dejarse ir, bajar los brazos. Es el momento de que cada uno ponga el máximo que pueda dar a beneficio del colectivo. Es el momento de dejar a un lado los intereses individuales. Lo importante es el club, y el club son todos, aficionados incluidos. La afición sufre y se merece que todos pongan el máximo para salvar al equipo de bajar.

Y llega el Celta como próximo rival. En Balaídos tenemos que ver, por fin, a un Valladolid rocoso y ambicioso que salga desde el minuto uno a por el partido. Ganar en Vigo significará salir de descenso y coger oxígeno. Lo ha dicho Olaza esta semana, en cuanto se gane un partido todo se verá de manera distinta. En la primera vuelta el Valladolid estuvo ocho encuentros sin ganar y tras ganar al Athletic reaccionó. Un triunfo el domingo serviría como terapia mental para unos jugadores que lo están pasando mal porque no consiguen lo que buscan. El futbolista es el primero que quiere ganar. No creo que ningún jugador juegue mal adrede. Pero cuando el deportista se atasca, necesita ayuda, futbolística y anímica. Y ahí es donde entran el entrenador y si este no lo logra, el Director deportivo y el Presidente. Todos son importantes para lograr lo que se busca y por eso nadie puede caer en el conformismo o en la inacción. Hay tiempo, queda mucho. Ha llegado el momento de unir fuerzas, todos, para superar a los rivales en esta carrera de casi tres meses que quedan por delante y que va a ser muy dura. A por ello.