Se decidió el Cholo por el 1-6-3-1 modo torniquete para cortar la hemorragia de los goles en los últimos partidos de su equipo. Defensivamente Oblak comprobaba en primera persona que la decisión era acertada. Cuando el Atlético no tenía el balón, el portero esloveno apenas tuvo que intervenir, cerrando el equipo los pasillos interiores y sintiéndose fuerte en centros laterales con los tres centrales. Otra cosa bien diferente fue con la pelota. La idea era salir con vértigo con Lemar, Correa y Llorente, bajo la dirección de João, pero no funcionó por la falta de frescura después de estar achicando espacios y por la distancia con la portería rival. Fueron unas herramientas que nos hacían albergar pocas esperanzas de hacerle daño al Chelsea, una sensación de ver más víctimas que soluciones en el diseño empleado, de que salir ileso para la vuelta ya era un triunfo.

Para el partido de Stamford Bridge espero que Simeone pueda contar ya con jugadores de baja cuyos regresos se me hacen imprescindibles para eliminar a un equipo que tiene jugadorazos. Los Giménez, Trippier (hay que liberar a Llorente) y Carrasco serán el mejor avituallamiento de un Atlético que llegó a este partido en plena pájara. No tengo duda de que dentro de tres semanas, con estos suplementos energéticos en ataque, estaremos con los glóbulos rojiblancos a tope para plantarle cara al Chelsea, teniendo nuestras oportunidades en el trascurso del partido para eliminar a un rival que no olvidemos, tiene jugadorazos. No será una empresa fácil, pero el Atlético va a Londres con avituallamiento y con el objetivo de seguir vivito y coleando en la Champions. Para eso quedan tres semanas. Ahora, Villarreal.