La simulación sale gratis

Pues Mendilibar tiene razón. La simulación es un problema. Concretemos que cuando un jugador simula y exagera un contacto dejándose caer, al que engaña es a un compañero de profesión. El árbitro se equivocará al pitar pero el verdadero engañado es un compañero.

Ya que los jugadores seguirán con este comportamiento sólo nos queda la esperanza de que los árbitros erradiquen el engaño. Por cierto, la AFE algo tendría que articular para que entre sus afiliados no se engañen entre sí.

Los árbitros, por norma, no amonestan si ven contacto aunque sepan que un jugador se está tirando, y este es el primer gran error y va contra la norma. La regla XII, en el apartado de conducta antideportiva, define claramente como punible “fingir una lesión o aparentar haber sido objeto de una infracción (simulación)”.

No especifica, por tanto, que no haya contacto. ¿Cuál es el motivo por el que no se amonesta entonces? Yo creo que hay dos. El primero es que los comités, tras los recursos de los clubes, quitan las amonestaciones si existe el contacto, lo que viene a demostrar que saben mucho de leyes pero nada del espíritu de las reglas y del fútbol. Y el segundo motivo, y más preocupante, es que desde la dirección del CTA el mensaje que llega es que el VAR ha terminado con la simulación y te enseñan unas estadísticas donde se amonesta menos por este motivo, cuando lo que en realidad ocurre es que ahora ya no se amonesta ni se pitan las simulaciones.

Un ejemplo muy claro. En las declaraciones de Mendilibar, dice que el árbitro le advierte de que después del 1-0 se están tirando los jugadores de su equipo. Vas al acta y hay cero amonestaciones por simular. Es decir, asumo que hay simulaciones, advierto al entrenador para que no se tiren, pero no amonesto y así la estadística del CTA sigue bajando.

En el baloncesto, el flopping o caída simulada tras contacto es técnica, y en fútbol es amonestación. Por tanto, sólo queda que las instrucciones para erradicar esta práctica por parte del CTA sean contundentes y que los árbitros sean consistentes en la sanción de la simulación.

Lo que dejamos hacer en los partidos de elite en España, por desgracia, es copiado y aumentado en las categorías de formación. Si queremos un fútbol sin contacto vamos en el buen camino. Si, por el contrario, queremos darle fluidez al juego y volver a su espíritu, en el que el contacto está permitido, los árbitros españoles, lo mismo que con su calidad erradicaron el juego brusco grave o los codazos indecentes, deberán ser consistentes y, con una directriz clara, terminar con la simulación.