Situación de extrema gravedad en el Real Valladolid

Saltan las alarmas. La situación del Pucela es de máximo riesgo y la tendencia… muy negativa. Por tercer partido consecutivo hemos asistido atónitos a un crecimiento exponencial de los goles recibidos por el Real Valladolid. Ocho tantos encajados en los últimos tres encuentros han provocado que la curva se haya disparado. Sergio, de una manera u otra, debe, como líder y máximo responsable, tomar decisiones, pero también es fundamental la responsabilidad individual de todos y cada uno de los jugadores. El uso de la contundencia, la capacidad para focalizar y abstraerse de lo externo poniendo la máxima atención en lo importante. Concentración.


No puede permitirse el Real Valladolid relajarse ni un instante más. El viernes visita el estadio José Zorrilla el Huesca y o empezamos aquí a doblegar la curva, o el riesgo de colapso dejará de serlo para convertirse en una cruda y dura realidad. No tengo dudas de la capacidad del entrenador y tampoco de esta plantilla para revertir la situación, aunque es evidente que hace falta algún retoque. Urge un lateral zurdo, prioridad ante la carencia recursos en una posición duramente golpeada. Esperemos que los rastreadores y su investigación termine dando sus frutos y resuelva, cuanto antes mejor, esta imperiosa necesidad que seguro nos ofrecerá una mayor protección.


Mientras, la vacuna de Weissman, el gol de Israel, nos hace mantener la esperanza y la ilusión. Porque no es mala la propuesta del equipo en ataque, circula bien el balón, creamos ocasiones y marcamos, pero es no basta. No pudimos salvar la Copa, pero aún estamos a tiempo de salvar la Liga. Así que no desperdiciemos el tiempo lamentándonos por lo que pudo ser y no fue, y empecemos desde ya a cambiar el rumbo. Porque doblegar esa terrible curva… es posible.