Tokio, la vacuna del deporte

La información de 'The Times' (citando a un difuso alto cargo nipón) de que Japón ha arrojado la toalla con los Juegos ha provocado un tsunami que el Comité Olímpico Internacional intenta frenar. Como en 'Salvar al soldado Ryan', la operación 'Salvemos Tokio' está activada. La moral del deporte sigue muy tocada, y poner negro sobre blanco una posibilidad en la que todo el mundo piensa ha supuesto un mazazo. No hay duda de que el COI y Japón trabajan para que haya Juegos... otra cosa es que la pandemia avance tanto (Tokio ha vuelto al estado de alerta) que, como en marzo pasado, sea una auténtica quimera llevarlos a cabo. Si algo nos ha enseñado la COVID-19 es que no hay certezas.

Pero es que salvar Tokio es salvar al deporte, que va mucho más allá de las grandes ligas profesionales. Es salvar la carrera de miles de deportistas que viven de una cita cada cuatro años. En España, cientos viven de un programa de becas como el ADO, sin muchos más ingresos. Las competiciones internacionales (y las federaciones que las organizan) se sostienen en buena parte con dinero procedente de los derechos de televisión de los Juegos a través del COI. Y ya existe la posibilidad de inmunizar al colectivo de deportistas con la vacuna, al menos en gran parte. Es difícil de justificar socialmente ahora, pero también seis meses por delante y el colectivo no es tan grande (300 en España, 11.000 en total). Sólo mirando al horizonte de Tokio muchos deportes activarán sus competiciones internacionales, todavía congeladas.

Thomas Bach habla de Tokio como una "luz al final del túnel". El túnel no va a desaparecer con unos Juegos en julio, pero sería menos oscuro. Aunque sea sin público. Aunque se trate de un espectáculo meramente televisivo. La rueda debe seguir girando. Hay que salvar Tokio.