Sigo creyendo en el Madrid

No se le dio tanta importancia al triunfo del Real Madrid en la Supercopa del año pasado como a la derrota en esta edición. Es normal, es el Madrid. El equipo blanco quiere ganar siempre, en cualquier competición, en cualquier partido, hasta en los amistosos. Un jugador del Real Madrid pelea para ganar hasta en los partidillos de entrenamiento. Por tanto, lo digo muy claro, a los madridistas nos dolió perder contra el Athletic Club de Bilbao (enhorabuena a los de la Gabarra). Dicho esto, que es verdad, también lo es que la Champions y la Liga (para mí también la Copa) están muy por encima de la Supercopa de España. Así que a luchar, como siempre ha hecho, por los tres títulos que quedan, los más importantes.

El Real Madrid tiene una gran plantilla, lo reitero, pero tiene también carencias que hay que subsanar. Sacar cada balón en corto jugado por los defensas está bien, es lo que hace un equipo grande y te da mejores opciones de juego, pero no puede ser que se haga en cualquier circunstancia. No está prohibido sacar de puerta con un pase largo, cuando convenga. La presión arriba que hizo el Athletic fue intensa, constante y con muchos jugadores, cuatro, cinco y hasta con seis futbolistas. Sergio Ramos tiene mucha calidad sacando el balón. Varane menos. Mendy no es Roberto Carlos ni Marcelo tocando el balón. Por tanto será mejor, cuando la presión es asfixiante, sacarla en largo al medio campo, que un mal despeje de Courtois agobiado por la presión.

A pesar del momento y de tanto pronóstico en contra, sigo creyendo en el Madrid, hasta el infinito, minuto 90, y más allá, hasta el 93 o el clavo ardiendo, porque se lo ha ganado muchas veces. Es necesario tener suerte con las lesiones, que no haya o que sean las menos posibles, contar más con algunos jugadores como Valverde (no olvidar el temporadón que hizo el año pasado) y Odegaard (no se entiende, salvo que haya alguna razón que desconozcamos, que haya jugado tan pocos minutos) y recuperar a Hazard, al del Chelsea. El Madrid no tiene y necesita su regate y desborde. Y por supuesto disputar cada título, peleando cada balón en todos los partidos, contra los grandes equipos y contra los que se hacen grandes si se juega con menos intensidad que ellos.