Marcelino, ante el título que le arrebató Lim

Marcelino ganó la Copa en 2019 con el Valencia. Hizo historia, abrillantó de forma definitiva su currículo con su primer gran título. Ante el Barça, el equipo que tantas veces se le había atravesado. Todo era vino y rosas en Mestalla. Desde Benítez no se había visto tanto reconocimiento a una pizarra. Y mira que han desfilado entrenadores. Tal vez se les acercaban Emery y Valverde. Pero el amor se quebró. El técnico del Villaviciosa llegó a confesar que le pidieron que tirase la Copa. ¡Como si el Valencia estuviera para elegir títulos! Ayer cuando pregunté a Marcelino si sentía que le habían arrebatado aquel derecho a jugar la Supercopa de 2020 y si aún tiene más ganas por levantar esta para darle un sopapo triunfal a Lim, fue un caballero. Alguien (Celades) vivió la de Arabia Saudí por él y siente que en parte está jugando la de esta edición por Garitano. Su ambición es, en todo caso, gigantesca, más grande que La Cartuja y la Giralda juntas. Y se nota en su sonrisa.

El nuevo entrenador del Athletic ha caído de pie en Bilbao. En tres partidos ha vivido la decepción ante el Barça, la eliminación al Madrid y la opción de resarcirse ante los culés y ganar el segundo título rojiblanco tras ocho finales en once años. Olvidados antiguos recelos, en defensa de su Villarreal, San Mamés ya lo ve con mejores ojos. En sólo 15 días, se nota la incidencia que empieza a tener en el juego. Y si hoy vuelve a hacer al Athletic supercampeón, la cosa derivará en idilio.