Ginés Meléndez (Albacete, 1950) decidió retirarse del fútbol profesional después de una larga trayectoria como educador y formador de jugadores. Tras terminar su contrato como director deportivo en la selección de Armenia el pasado diciembre, volvió a España y puso fin a una dilatadísima carrera que tuvo su punto álgido cuando fue responsable de las categorías inferiores de la Selección española en la época más gloriosa de La Roja.

Meléndez llegó a la RFEF procedente del Albacete hace 20 años y como ayudante de Iñaki Sáez, con el que había coincidido en el conjunto manchego. Maestro de profesión, ayudó a dotar de una estructura al fútbol base de la Selección y además por su condición de docente implantó las clases obligatorias en la RFEF con los jugadores menores de edad. Fue seleccionador Sub-16, Sub-17, Sub-18, Sub-19, Sub-20 y ayudante en la Sub 21 y en la Absoluta con Iñaki Sáez.

Un padre para los jugadores

Junto a Santisteban, Ufarte y Gómez Perlado, fue campeón en todas las categorías, destacando sus campeonatos de Europa Sub-19 en 2006 y 2011. También obtuvo medallas de oro, plata y bronce en europeos y Mundiales Sub-17 y Sub-20. Por sus manos pasaron futbolistas que luego fueron parte importante de la absoluta como Ramos, Piqué, Cesc, Mata, Morata, Koke, Isco, Saul, Alcacer, Sergi Roberto, Saúl, Silva, Iniesta…

En los últimos años en la RFEF coordinó las categorías inferiores y les dotó de un esquema de trabajo que potenció a algunos seleccionadores que brillaron en la Selección Sub-21 como Luis Milla, Julen Lopetegui o Luis de la Fuente. Durante esta etapa alcanzó 10 finales y obtuvo 7 medallas de oro y 3 de plata.

Entrenador de entrenadores

Además, Meléndez dirigió la Escuela de entrenadores y los cursos de la FEF para exjugadores, por donde pasaron algunos técnicos prestigiosos de la actualidad y otros que ya empiezan a apuntar alto: Pochettino, Hierro, Karanka, Raúl, Xavi, Xabi Alonso, Valdes.... También ha sido observador de la FIFA y UEFA en torneos y partidos internacionales, labor que seguirá ejerciendo.

Después de salir de la RFEF, firmó como director deportivo de Armenia y fichó a Joaquín Caparrós como seleccionador. En una labor complicada marcada por la pandemia del coronavirus y la guerra con Azerbaiyán, logró que el modesto país caucásico ascendiera de categoría en la Liga de Naciones a la División B en una hazaña sin precedentes en la historia de aquella selección.