Todo lo que no es abierto es cerrado

La Asamblea del Real Madrid inició un nuevo capítulo de bombardeo mediático con respecto a la Superliga. Florentino Pérez no abusó tanto de concreción como Bartomeu, pero todos le entendimos. Es curioso: en este fútbol español de enfrentamientos viscerales y trincheras enfrentadas nos quieren colocar a todos en un bando de la pelea entre blancos y azulgranas, como si fuera obligatorio posicionarse, y a la hora de la verdad ambas entidades parecen caminar juntas en el episodio más trascendente que el fútbol ha tenido que afrontar en las últimas décadas. Aquí sí que tomo partido de manera vehemente y entusiasta: estoy en el barco de todos los demás. En el de los clubes que necesitan que el fútbol no se rompa para seguir subsistiendo.

Entre los múltiples artículos aparecidos tras la declaración de Florentino, me llamó la atención una filtración que hablaba de un torneo con quince equipos fijos y tres rotativos que se decidirían cada año por invitación. Lo más llamativo es que el texto en cuestión definía el formato como "no cerrado", como si esa pequeña ventana, esa concesión perdonavidas, fuera suficiente para contentarnos a todos aquellos que no queremos ni oír hablar de un torneo exclusivo, con privilegios irrevocables, ajeno a la meritocracia de los resultados y las actuaciones deportivas.

Florentino Pérez, en la reciente Asamblea del Madrid.

Conviene dejarlo claro: por muchas invitaciones que den, si los fundadores de la Superliga están a salvo del descenso y tienen garantizada su participación por pertenecer al club de los más ricos y los más grandes, estaremos hablando de una competición cerrada. De un torneo que se alejará de la esencia competitiva que define al fútbol desde su fundación y que romperá con la interconexión existente en la actualidad entre todos los equipos del mundo, por poderosos o diminutos que sean.

Si lo que verdaderamente preocupa a los gestores de los grandes clubes es la previsibilidad actual del fútbol, que se atrevan a explorar correcciones en el sistema para equilibrar las competiciones. O si no, que no nos mientan diciendo que lo que buscan es convertir el juego en algo más atractivo.