El Derbi

Atlético de Madrid - Real Madrid

Bendita normalidad

Un derbi blanquísimo. El Madrid mandaba en la capital, el Madrid manda en la capital y el Madrid seguirá mandando en la capital. Una filosofía de vida que se ha ido transmitiendo de generación en generación. A mi padre se lo explicó mi abuelo Félix, y mi padre me lo comentó a mí antes de mi primer derbi, en el que le metimos tres goles a los vecinos del Manzanares (allí habitaban por entonces) sin despeinarnos. Es una cuestión de ADN, de compromiso con la tradición, con la historia, con la necesidad de reivindicar tu jerarquía a aquellos que siempre quisieron tomar la Bastilla del fútbol capitalino pero que al final se toparon con la grandeza de un escudo que jamás tiembla en los días de alto riesgo. Ser del Madrid es saber que ante una presunta semana trágica, que se iba a llevar a Zidane por delante, la completamos con un impecable 5-0 de parcial y lanzados a por la Champions y a por LaLiga. 0-1 al Sevilla de Julen, 2-0 al Gladbach y 2-0 al Atleti. Ni un gol encajado, ni una fisura. Y grandísimo rendimiento de todo el bloque, defendiendo y atacando solidariamente como un acordeón bien armado. No me extraña que el Cholo se volcase en la víspera en elogios hacia el Madrid. En realidad, Simeone admira a ese enemigo de camiseta blanca ante el que siempre se ofusca y se arruga.

Concierto de Karim. La buena salud de este Madrid resucitado de Zizou la representa su compatriota Benzema. Si el miércoles hizo Modric un partidazo de clínic ante los alemanes de Mönchengladbach, en esta ocasión el que recogió la batuta del arte y del buen gusto fue Karim. El próximo sábado cumplirá 33 años y lo celebró por anticipado ante ese enemigo con el que se matriculó Honoris Causa en el Calderón con aquella jugada de Museo del Prado en las semifinales de la Champions, que no ha conseguido borrar ni las grúas que han dejado ese estadio hecho papilla bajo los carriles de la M-30. Benzema propuso, dispuso, diseñó, imaginó, organizó, dibujó, distribuyó y fabricó el camino hacia la portería amurallada de Oblak. Los tres centrales del Cholo no fueron un problema para este artista que convierte cada intervención en una película de ficción basada en hechos reales. Antes, ver a Benzema era para una clientela selecta acostumbrada al cine de culto. Ahora, su fútbol de orfebre es apto para todos los públicos, lo que ha relanzado su carrera en el Real Madrid. Y lo hizo en el día en que se convirtió en el extranjero con más partidos de la historia del club. Allez, Karim!

‘Carva’ y Lucas. Suenan como el dúo Andy y Lucas, pero transmiten el mismo buen rollo y el saber estar en los conciertos en los que no se puede fallar. Ya les dije ayer que con el regreso de Ramos, Carvajal y Valverde el equipo recuperaba el heavy metal, el poderío en la intensidad y la presencia que acongoja al enemigo. Carvajal y Lucas se comieron a Carrasco (suplido al descanso) y arriba fueron un torrente de fuerza y llegada. El golazo de Carvajal, el niño que puso la primera piedra en Valdebebas junto al maestro Di Stéfano, sirvió para dar un cariño a su pequeño Martín, su bebé recién nacido. Carva y Lucas, canteranos de bandera, vikingos de raza.

Orgullo vikingo. Los madridistas nos fuimos a dormir con una sonrisa de oreja a oreja. Vaya semanita gozosa que hemos disfrutado. Me lo recuerda mi amigo José Luis en el 26 aniversario de su Peña Pimentonera, de Jaraiz de la Vera. La vida vuelve a ser blanca y bella.