La carrera más lenta de Márquez

Marc Márquez disputa una carrera difícil, posiblemente la más difícil de su trayectoria, pero esta vez no se trata de ir rápido, como él está acostumbrado en los circuitos, sino de todo lo contrario. La paciencia y la cautela son las únicas garantías de éxito, unos atributos que no exhibió inicialmente. Márquez, mal asesorado, corrió demasiado en su recuperación, se montó en una moto en Jerez sólo cuatro días después de su primera operación, y ahora paga las consecuencias de aquella errónea osadía. Porque ahora sí se sabe que aquel heroico intento de no perderse ni un solo gran premio, siempre tutelado por directrices médicas, fue precipitado. Aquel esfuerzo debilitó la placa, que acabó por romperse y, a su vez, por provocar una pseudoartrosis. El hueso no ha consolidado desde julio y Marc ha encadenado su tercera intervención quirúrgica en poco más de cuatro meses, esta vez con un injerto de la cresta ilíaca para generar nueva actividad ósea. El pronóstico no es tan bueno como al principio, porque ya no se trata de curar una lesión reciente, sino sus efectos de deterioro.

Las previsiones más optimistas, como la lanzada por el doctor Ángel Villamor en AS, habla de dos o tres meses de plazo, lo que le permitiría volver en el GP de Qatar, pero hay otras más conservadoras que se extienden a los cinco o seis meses, lo que ya hipotecaría gran parte del curso. El secretismo informativo de las últimas semanas, la tardanza del comunicado de Repsol-Honda y el cambio de hospital, del Dexeus de Barcelona a la Ruber de Madrid, confirman las enormes contradicciones que rodean a una recuperación que parecía sencilla y que se ha endemoniado con las prisas. El aficionado cruza los dedos para verle arrancar el Mundial, pero si este caso ha ofrecido una lección es que lo importante no es la velocidad, sino regresar en condiciones competitivas, sin riesgos para la salud. Sea cuando sea.