Flick para las máquinas del trasatlántico

Flick sabe a lo que juega. Su equipo se encuentra en medio de una maratón que, con más de media temporada aún por delante, se ha cobrado ya numerosas víctimas en forma de lesionados. Jugadores de la talla de Kimmich y Davies son bajas hasta el año que viene, pilares como Lewandowksi, Lucas, Goretzka y Boateng andan entre algodones. Lleva sin parar el Bayern desde septiembre, disputando partidos cada tres días, acudiendo a (y ganando) Supercopas de Europa y Alemania y cediendo más de la mitad de su plantilla a numerosas selecciones. Teniendo en cuenta que ya selló su billete a los octavos de final de la Champions, lo más normal es que ahora viaje al Wanda Metropolitano con el filial.

Queda mucho recorrido por delante y Flick sabe que la defensa de los cinco títulos ganados hasta la fecha (pueden ser seis si, también, se alza con el Mundial de Clubes en febrero) pasa por no quemar a sus jugadores. La planificación le respalda. Los bávaros cuentan con recambios de sobra en todas las posiciones y, de esta manera, tienen garantías de volver a luchar por todo en 2021. Esta noche puede que reciba su primera derrota en Champions tras 15 victorias consecutivas, lo que supondría el final de la racha de victorias más larga en la historia de la competición. Pero a Flick no le importan estos récords. Lo que quiere son más títulos. Y actúa en consecuencia.