Este Inter-Real Madrid lo recordaré por ser la primera vez que vi un partido de fútbol desde que Maradona se marchó para no volver. Fue raro, me costó centrarme y no pensar en este rayo caído del cielo que nos dejó sin el más grande. El Inter tampoco me ayudó mucho. Todos los problemas que los de Conte habían mostrado en este arranque de temporada, volvieron a aparecer y se multiplicaron. Es inútil darle muchas vueltas: este equipo, que se había construido para ganar, no está funcionando.

El técnico tuvo refuerzos importantes, pero todo lo bueno que se vio en el curso pasado ha desaparecido. Lo que prometía ser un encuentro intenso e igualado, entonces, se convirtió en un monólogo blanco, gris como este día terrible. Fue un partido decepcionante para los nerazzurri, en un estadio vacío y en un mundo sin Maradona. Una noche triste.