Pesimista por una vez

Dijo una vez Golda Meir, mítica primera ministra del estado de Israel, que el pesimismo era un lujo que un judío no se podía permitir. No tengo el honor de ser judío pero suelo aplicar esta recomendación desde que tengo uso de razón. Más cuando se trata del fútbol y más todavía los días que juega mi equipo. Soy intensamente optimista, incluso en las mal dadas. Sin embargo, reconozco que me es casi imposible sentir lo mismo al contemplar ahora el Real Madrid en su competición fetiche, la Champions League. Diría incluso que lo veo todo muy negro. Que el equipo blanco no pueda alinear hoy sustitutos de alta garantía frente a las ausencias de Sergio Ramos y de Karim Benzema habla muy mal de la consistencia de la plantilla. No quiero entrar en debates estériles ni culpar a nadie, pero este triste hecho no se puede negar. El equipo de las 13 Copas de Europa no puede competir esta temporada en la Champions...

Seguramente el Madrid sacará algún buen resultado del encuentro de hoy en Milán y se clasificará para los octavos. Seguramente aguantaré en este torneo hasta el invierno. ¿Pero después? Las posibilidades de hacer algo grande parecen muy remotas y esta sensación es terriblemente cruel. Me cuesta, y me imagino que le pasa igual a los madridistas sensatos, entusiasmarme para un partido de Champions al pensar que este no es parte del "rumbo a la Decimocuarta".