Sin vuelo, sin Isco y sin Hazard

Todos los frentes se le abren al Real Madrid, sometido a la presión en la Copa de Europa y en Liga, lastimado por lesiones y el Covid-19, apurado por los resultados en los primeros peldaños de la temporada. Se apilan las incertidumbres en un tiempo de escasas certezas, en medio de una pandemia que enreda todo lo que toca. Ni la clasificación del campeonato se salva. Algunos equipos no han disputado todas las jornadas, lo que invita a una idea virtual de la tabla. Pero el fútbol no se construye virtualmente. El Real Madrid tiene mucha Liga por delante para reaccionar, siempre que cambie el paso. En Villarreal se pareció al equipo que no termina de arrancar esta temporada.

Las coartadas son fáciles de encontrar cuando se pretenden justificar los malos resultados. Al Madrid le faltaban varios de sus mejores futbolistas. Sin el espinazo del equipo –Sergio Ramos, Casemiro y Benzema- se sospechaba una menor fiabilidad frente a un adversario que comienza a situarse a la altura de las expectativas que se alimentaron en el verano. El Villarreal tiene una amplia y excelente plantilla, mezclada con veteranos de toda la vida, jóvenes prometedores y un jugador cada vez más diferencial: Gerard Moreno.

El problema de las bajas no era suficiente para desconfiar de una alineación construida, entre otros, con el portero de la selección belga (Courtois), el lateral derecho de España (Carvajal), dos titulares de Francia (Varane y Mendy), dos indiscutibles de Croacia (Modric) y Alemania (Kroos) en el medio campo, el fichaje más esperado de los últimos años (Hazard) y una de las grandes sensaciones de la temporada anterior (Odegaard). No hay muchos equipos con esa nómina de futbolistas.

Al buen arranque, sostenido por el meticuloso criterio en la elaboración del juego, le siguió el gol de Mariano. Sin embargo, el Madrid perdió vuelo muy pronto. No obtuvo beneficio del shock que sufrió el Villarreal. El equipo de Emery tardó un buen rato en volver al encuentro, pero el Madrid no lo aprovechó. Decidió convertirse en un equipo abnegado, solidario y esforzado. Se le vio más pendiente de sus limitaciones que de sus cualidades.

El Madrid atacó poco cuando el Villarreal estaba desorientado y pasó una mala segunda parte. Con o sin bajas, el Madrid tiende a perder rendimiento en los segundos tiempos. Le cuesta una barbaridad completar un buen partido, tanto en el juego como en el plano físico. Le sigue faltando motor. El descenso de rendimiento se agudizó con los tres cambios de Emery después del descanso. Estupiñán, Yeremi Pino y Chukweze añadieron vigor y profundidad al Villarreal. De complicar la vida al Madrid se encargó personalmente Gerard Moreno.

Emery tocó las notas correctas en el segundo tiempo, que giró definitivamente con el cambio de Odegaard por Isco. Tuvo un efecto desastroso para el Real Madrid. A falta de perder la timidez y aprovechar su excelente conducción, todavía no vista esta temporada, Odegaard jugó con empaque y precisión. Isco ingresó con un aire de abatimiento que no despejó en ningún momento.

El Villarreal creció en juego y exuberancia. El Madrid decreció en todos los aspectos. El error de Courtois en la salida que propició el penalti tampoco explica el empate. El Madrid ya estaba en regresión: Hazard fue transparente, Mariano no recibió nada para rematar y los mediocampistas comenzaron a achicar agua junto a los defensas. El Madrid estuvo a un paso de la derrota en un momento crítico de la temporada. El Atlético vuela en la Liga y la próxima estación en Europa es San Siro. Suena a final el partido con el Inter. Quién lo diría a estas alturas de la temporada, pero todo es muy raro ahora. El Real Madrid es una prueba.