La probeta de Luis Enrique siguió su curso en Ámsterdam. Se fue España sin ganar de nuevo, el lunar que le achica fuera de casa desde el retorno, por su piel fina en el segundo tiempo. Asumir toda ventura siempre tiene sus contraindicaciones y la Selección debe aprender a vivir con ellas para no quedar tan expuesta. No hay duda de que necesita mayor empaque. La frialdad de sus pecados atrás y del empate no quita encanto, sin embargo, al vuelo ofensivo exhibido durante muchos momentos. Jugó con dinamismo y profundidad, maniobró con soltura y alumbró conexiones tan aparentes como productivas. Ante la recurrente intrascendencia de Asensio, el peso en ataque fue asumido por Canales, Morata y Gerard Moreno. Los tres se entendieron y formaron una alianza de verdadero provecho. Tampoco se puede negar la amabilidad de Holanda, a la que su talento no le alcanza para disimular sus grietas como bloque después de la elección de Koeman.

Morata fue el nombre propio en el inicio. Si el partido era una reválida para él, una incoherencia en sí misma dada su trayectoria, la superó con nota. Sus apoyos constantes en la salida, capacidad de giro y toma de decisiones adecuadas en la creación voltearon a la frágil defensa holandesa. Los centrales no sabían cómo actuar. Si le seguían Veltman y Blind dejaban un amplio hueco a su espalda, incapaces de contenerle. Si no salían, Morata les castigaba como en la jugada del gol. A la luminosidad del delantero le correspondió la inteligencia espacial de Canales, expeditivo e imparable en sus desmarques. En la secuencia tampoco vaciló Gerard Moreno, que con Morata puede manejar registros muy similares a los que utiliza en el Villarreal con Alcácer. La inspiración de los tres, hasta el carrusel de cambios por lo que viene, cocinó una España especial, poderosa en el frente y con una perspectiva imaginativa importante. El arreglo defensivo y las desconexiones demandarán otro tipo de respuestas de Luis Enrique.

La ruptura desde atrás

Morata viene al apoyo, descarga para Gerard Moreno y Canales se lanza desde posiciones medias para generar la ocasión. Lucidez general y precisión en la transición.